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Euforía nacionalista y preocupación de los socialistas en la noche electoral catalana

La euforia nacionalista, la preocupación de los socialistas y la tristeza evidente de los centristas eran las notas dominantes en la madrugada de ayer en el palacio de la Generalidad. Jordi Pujol abandonó la sede de la institución autonómica la sobre la una de la madrugada, sin estar aún convencido de que su partido ocuparía el primer lugar en el Parlamento catalán. Incluso manifestó que sería una «segunda fuerza».

«No acabamos de creérnoslo, tanto nosotros como los de Esquerrá Republicana», afirmó a este diario Jaume Casajoana, miembro del comité ejecutivo de Convergencia Democrática de Cataluña. Los nacionalistas vencedores eran parcos en declaraciones. Unicamente Pujol ratificó su intención de evitar en todo caso el formar Gobierno con los comunistas.Los comunistas catalanes, pese a mantener un buen porcentaje de votos, expresaban su preocupación por el hecho de que la suma de votos de socialistas y comunistas no daba una mayoría parlamentaria. Pese a los ataques electorales y a las malas relaciones en el terreno sindical, los comunistas catalanes confiaron siempre en que a la hora de la verdad los socialistas catalanes tendrían hacia su partido una actitud más cordial que la propia del PSOE.

Los socialistas también evitaron efectuar declaraciones precisas. En privado, varios de sus máximos dirigentes afirmaron que el resultado electoral tendría consecuencias más o menos inmediatas a nivel interno. Las fuentes socialistas culparon explícitamente a Joan Reventós y a los sectores procedentes del PSC (Congrés) de la relativa derrota electoral.

Un análisis rápido de los resultados electorales muestra, en efecto, que zonas obreras de hasta ahora fuerte predominio socialista, como fue el caso del 15 de junio de 1977 del bajo Llobregat, han perdido votos en favor de los comunistas o bien de la abstención.

Además, los socialistas, sin duda, también habrán perdido votos de sectores nacionalistas, que habrán optado por favorecer a Esquerrá Republicana de Cataluña. De este modo, los socialistas, que con su fusión -real o aparente- pensaban cubrir un espectro electoral amplio, han visto cómo de hecho perdían electorado por los dos costados de su espectro sociológico. Por un lado, sectores de la pequeña burguesía catalana le abandonaron acusándolo de falta de catalanismo, y sectores del proletariado inmigrado prefirieron la abstención o, en su caso y posiblemente en menor grado, la opción comunista.

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Posible acuerdo centristas-Pujol

El máximo dirigente del centrismo de UCD, Antón Canyellas, mostraba en su cara los efectos de la derrota. El segundo de la lista centrista por Barcelona y consejero de Economía de la Generalidad, jEduardo Punset, efectuó en cambio unas extensas declaraciones a este diario. «Estamos asistiendo», manifestó Punset, «a los inicios de la orquestación de una fuerza hegemónica de centro. Al final prevalecerá en Cataluña un gran partido reformista de centro. El tipo de acuerdo (entre Pujol y UCD) le corresponde fijarlo a Convergencia Democrática de Cataluña, por haber obtenido una clara preeminencía con relación a nuestra opción política. Como economista, puedo decir que, en el terreno de mi especialidad, los puntos de coincidencia son múltiples y nada impide un acuerdo con Convergencia.»

Precisamente este posible acuerdo entre Pujol y los centristas de UCD, con posible apoyo, abierto o disimulado, de los republicanos históricos de Esquerra, es el principal temor de los comunistas catalanes y, en menor grado, de los socialistas catalanes, quienes ayer no estaban en condiciones de realizar análisis demasiado profundos acerca de los problemas ajenos, al estar seriamente afectados por los suyos propios.

Los comunistas catalanes daban como fuertemente probable una remodelación del Gobierno central con inclusión de nacionalistas catalanes. No obstante, esta posibilidad fue matizada por el diputado comunista Jordi Solé Tura, quien afirmó a este diario que la clara victoria nacionalista también hacia difícil el pacto, por cuanto que Pujol estaba en condición de ser exigente.

Tanto el centrista Punset como el comunista Gutiérrez Díaz coincidieron en destacar que la situación política catalana no estará bipolarizada entre derecha e izquierda, tal como anteriores resultado electorales permitían prever. Tan to Punset como Gutiérrez Díaz, con razones y consecuencias muy diferentes, valoraron el hecho como positivo.

En privado, diversos, líderes políticos reconocían que la primera Generalidad plena será de difícil gobierno. La parquedad de las explicaciones respecto a alianzas electorales dada por los diversos partidos en el curso de la campaña resalta ahora aún más. Parece evi dente que no solamente serán ne cesarios acuerdos claros y públicos entre algunas fuerzas, sino que además habrá necesidad de acuer dos puntuales o estrictamente par lamentarios, sin presencia directa en el Gobierno, que permitan atemperar una situación política de difícil equilibrio y con amplias implicaciones en la política estatal.

Los resultados electorales se reflejaron anoche en las caras de los dirigentes políticos y en los ambientes de los diversos centros de recogida de datos de los partidos. En los centros del Partido Socialista y de UCD el desánimo fue claro.

Los comunistas, pese a mantener sus porcentajes, tampoco expresaron satisfacción. Curiosamente, mostraron un mayor pesar ante la derrota socialista del que hubiese podido deducirse de la poca cordialidad electoral reinante entre ambos partidos. La sede del partido de Pujol y la de Esquerra Republicana de Cataluña estaban rebosantes dejúbilo.

Cerca de las tres de la madrugada, el dirigente socialista Joan Reventós aceptó efectuar declaraciones. «El dato más signíficativo», dijo textualmente Joan Reventós, «es el civismo del pueblo catalán en este proceso electoral. Ha habido un desplazamiento de voto hacia la derecha. Baja el voto que favorecía a nuestro partido. Habrá que efectuar replanteamientos en las estrategias de todos los partidos. No obstante, no hay sorpresas notables.» Reventós también se refirió, sin citarlo, a la influencia nociva para su partido del PSA, el cual, según los datos conocidos en el momento de cerrar esta edición, no obtenía ningún escano.

El PSA seguirá en Cataluña

Alejandro Rojas Marcos, secre.tario general del Partido Socialista de Andalucía (PSA), que siguió desde Barcelona el resultado de las elecciones catalanas, declaró en la madrugada de ayer a EL PAIS: «Estamos satisfechos con el resultado obtenido en Cataluña y con el apoyo que hemos recibido de los andaluces residentes en este país. El PSA mantiene su presencia en Cataluña y volverá a presentarse a las próximas elecciones que se celebren en este país. Para nosotros ésta es una operación a medio plazo y, al igual que nos ocurrió en las elecciones generales de 1977, los resultados de hoy constituyen un principio que pronto nos dará resultados que nos permitan a los andaluces estar presentes en el Parlamento catalán. En estas elecciones hemos sufrido la agresividad de los partidos centralistas y la ignorancia de los medios de comunicación, pero la experiencia nos ha servido para consolidar la presencia del PSA como partido en tierras catalanas. De dieciséis coaliciones que se presentaron en Cataluña estamos en sexto lugar, lo que ya es un buen principio.»

Arias-Salgado: "Los grandes perdedores, los socialistas"

«Utilizando un símil deportivo las elecciones catalanas dan como gran perdedor al Partido Socialista, que desciende siete puntos con respecto al I-M», manifestó a Efe el secretario general de UCD, Rafael Arias-Salgado.

Añadió que «ello sólo se explica como consecuencia de la errónea política autonómica que ha llevado a cabo este partido. Por el contrario, el gran ganador ha sido el nacionalismo catalán».

Sobre los resultados obtenidos por los Centristas de Cataluña (CC-UCD), Arias-Salgado afirmó que «los centristas mantienen la posición de las anteriores elecciones municipales, con buenos resultados en las comarcas y bajos en Barcelona».

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