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El filósofo Jean Paul Sartre, hospitalizado en París

Jean Paul Sartre, de 75 años de edad, considerado como el último grande de este siglo de la inteligentzia francesa, fue hospitalizado ayer por la mañana. en París. Sus allegados sólo a última hora del día hicieron pública la noticia. Se supo que padece una enfermedad pulmonar y que se encuentra en una sala de reanimación. Los médicos, por deseo de sus amigos, no comunicaron ningún parte facultativo anoche. Su estado general, precario desde hace ya varios años, incita a una cierta inquietud.

El autor de La náusea, a pesar de su edad, no excesivamente elevada, desde hace años vive con grandes dificultades: la pérdida completa de la vista, unida a otros achaques, han hecho de él un hombre más acabado en apariencia de lo quenormalmente le correspondería a sus 75 años escasos. Pero ello apenas ha mermado su vitalidad y, mucho menos, su lucidez intelectual. Con relativa frecuencia aún se le veía estos últimos tiempos, de la mano de su compañera, Simone de Beauvoir, caminar lentamente por el barrio de Montparnasse y semanas atrás aún almorzaban ambos en su restaurante preferido de estos tiempos, La Palette. La ceguera ha condicionado mucho su vida. Y esto lo explica él mismo en su última manifestación pública en tanto que pensador. El semanario de la izquierda intelectual parisiense, Le Nouvel Observateur, está publicando una serie de tres artículos en forma de conversación entre Sartre y uno de sus jóvenes colaboradores actuales.

Esas conversaciones han sido forzadas precisamente porque su ceguera principalmente le impide escribir. El mismo significa su nuevo método de hombre pensante: «Estoy obligado a dialogar porque no puedo escribir. Y eso ha cambiado completamente mi modo de búsqueda, porque, hasta llegar a esta situación, siempre había trabajado sólo, con una pluma y un papel delante de mí.»

En esas amplísimas conversaciones ya referidas, Sartre reflexiona sobre todas las etapas de su obra, de su pensamiento y de su acción. Ahora la esperanza es el título genérico de ese diálogo que quizá sea el último libro de Sartre. La libertad, el fracaso, la violencia, la fraternidad, entre otras, son las nociones sobre las que se pronuncia, hoy el autor de Crítica de la razón dialéctica. Sobre sí mismo, en la actualidad, dice: «Todo el mundo me trata de vejestorio, pero yo me río, porque un vejestorio no se siente jamás un vejestorio. Son los otros los que son mi vejez.»

Filósofo, autor teatral, novelista, ensayista, comprometido en cada etapa de su vida con la actividad pública, las barricadas de mayo de 1968 significaron la última «voltereta» de Sartre, que desde entonces ha militado y convivido con la juventud revolucionario-libertaria.

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