Escalada terrorrista y dimisión del Gobierno en Italia
Guido Galli, 48 años, magistrado italiano encargado de investigar sobre el grupo terrorista Prima Línea, fue asesinado ayer en la Universidad de Milán, donde se disponía a dar su clase de criminología, por tres miembros del mencionado grupo terrorista. Poco después de producirse el asesinato -el tercero de magistrados en cuatro días-, el presidente del Gobierno italiano, tras levantar acta ante el Parlamento de la creciente oposición a su Gabinete, presentó su dimisión al presidente de la República.
Los tres autores del atentado, que contabiliza la decirnooctava víctima del terrorismo italiano en lo que va de año, huyeron a través de los pasillos de la universidad estatal, tras haber hecho explosionar una granada lacrimógena, al tiempo que gritaban que una bomba estaba a punto de estallar, sembrando el pánico entre los numerosos estudiantes que a media tarde de ayer abarrotaban las aulas del centro docente. Tres cuartos de hora después de producirse la acción terrorista, el grupo ultraizquierdista Prima Linea reivindicó mediante una llamada telefónica a la agencia de prensa italiana Ansa la paternidad del atentado.El nuevo atentado ha causado un profundo impacto en todo el país. Tras el del martes, que costó la vida al juez romano Minervi, existía un gran malestar en los círculos de la magistratura italiana. Para manifestar su descontento y su preocupación, el Consejo Superior de la Magistratura se reunió el martes por la tarde con el presidente de la República, Sandro Pertini, al que le pidió se tomasen las medidas adecuadas para proteger a la justicia.
El presidente del Gobierno Francesco Cossiga, presentó anoche su dimisión al jefe del Estado, el anciano socialista Sandro Pertini.
Durante la jornada de ayer, Cossiga se dirigió al Parlamento durante 45 minutos para hacer una apasionada defensa de sus siete meses y medio de Gobierno «de tregua». Intervinieron después un representante de cada uno de los partidos. Todo fue muy formal, porque ya estaba decidido de antemano que Cossiga tenía que renunciar a su mandato, ya que le habían negado la abstención de socialistas y republicanos. Así ha terminado el 35 Gobierno italiano desde la proclamación de la República. El primer Gobierno había estado dirigido por De Gasperi, en 1947. En estos 37 años, el Gobierno más largo fue el de Aldo Moro, que duró veintisiete meses y trece días, desde el 23 de febrero de 1966 hasta el 5 de junio de 1968. El más breve fue el primero, de Andreotti, que duró sólo nueve días, desde el 17 de febrero de 1972 hasta el 26 del mismo mes.
La nueva crisis que va a iniciarse con la dimisión de Cossiga no será «ni breve ni fácil», afirmaron ayer unánimes todos los observadores políticos de la capital.
Con muchas probabilidades, Pertini encargará de nuevo al presidente dimisionario Cossiga la formación del Gabinete. Pero no le será fácil formar otro Gobierno.
Los ánimos están muy tensos. La Democracia Cristiana está dividida. Los nuevos dirigentes, que no desean la colaboración en un Gobierno con los comunistas, ni a corto ni a largo plazo, desean formar un Gobierno «pentapartido», es decir, con socialistas, socialdemócratas, republicanos y liberales. Los socialistas, que apoyan al secretario general del partido, Bettíno Craxi, aceptan esta solución si la DC concede a los socialistas la presidencia del Gobierno. Pero a ello se opone tenazmente la izquierda socialista. Lo declaró ayer el anciano líder Riccardo Lombardi, que acaba de dimitir como presidente del partido. Dijo, en una entrevista, que tendrían que pasarantes por su cadáver, porque esta solución significaría la «ruptura de la izquierda del país». Los democristianos más anticomunistas estarían dispuestos a renunciar a la presidencia del Gobierno para que se crease este Gobierno «pentapartido», que equivaldría a descartar por el momento todo tipo de colaboración con los comunistas. Pero a ello se opone el grupo que perdió el congreso y que representa el 42% del partido.
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