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Altos mandos de la Defensa presidieron el funeral por el soldado asesinado

El ministro de Defensa, Agustín Rodríguez Sahagún, junto con el presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, teniente general Ignacio Alfaro, y los tres jefes de Estado Mayor de los tres Ejércitos, presidieron ayer, en el Cuartel General del Ejército, el funeral por el alma del soldado José Ramírez, que resultó muerto el martes en Madrid en atentado terrorista.

Asistieron también altos mandos militares de los tres Ejércitos, la madre, hermanos, familiares y amigos del soldado muerto, así como el presidente de la Diputación Provincial, Carlos Revilla; el alcalde de Madrid, Enrique Tierno, y el concejal José Barrionuevo, los tres socialistas.El féretro fue depositado en el patio por miembros de la Policía Militar. Antes de comenzar la ceremonia religiosa se leyó la orden del Ministerio de Defensa por la que se concede al soldado José Ramírez la cruz de la Orden al Mérito Militar con distintivo blanco de cuarta clase. El teniente general José Gabeiras, jefe del Estado Mayor del Ejército, la colocó sobre el féretro, que estaba cubierto con la bandera nacional.

El general Fernando Esquivias, contra el que iba dirigido el atentado, que reivindicó la misma tarde del martes ETA militar, abrazó emocionado a los familiares del soldado y se situó unas filas más atras. También el ministro de Defensa, con muestras visibles de emoción, abrazó a los familiares a su llegada al patio de armas del recinto militar.

El funeral fue oficiado por el vicario general castrense, monseñor Benavent, que en la homilía pidió consuelo «para el padre lejano» -el padre de José Ramírez emigró a Venezuela- y «para esa madre cercana y todos sus familiares». Se refirió a la vocación de la víctima, que deseaba ingresar en la policía, y pidió por la paz que desean ardientemente los españoles y se ve truncada por la acción de unos pocos.

Al concluir el funeral se entonó el himno de Infantería. El teniente general Gabeiras se acercó al féretro, recogió la condecoración y la entregó a la madre del soldado. En estos momentos se reprodujeron con más fuerza los gestos de dolor por parte de los familiares, que no habían cesado durante toda la ceremonia. Tras interpretarse el toque de oración, soldados de la Policía Militar depositaron el féretro en un furgón, en el que.fue conducido hasta el cementerio de Carabanchel, donde fueron inhumados los restos del joven asesinado.

El general Esquivias declaró al finalizar la ceremonia que se encontraba restablecido físicamente y muy triste por la muerte del soldado.

Efectivos de la Policía Nacional custodiaban los alrededores del Cuartel General del Ejército, donde no se produjeron incidentes de ningún tipo, salvo el protagonizado por un grupo de apenas dos docenas de personas, en su mayoría mujeres, que, al paso del furgón mortuorio, dieron gritos de «Ejército al poder», mientras hacían el saludo falangista. El Rey Juan Carlos envió un telegrama al ministro de Defensa en el que pide que traslade su pésame a los familiares de José Ramírez.

El general Esquivias y su ayudante, teniente coronel Manuel Miller, así como el coronel jefe de la unidad a la que pertenecía José Ramírez y otros mandos militares, acompañaron a la comitiva fúnebre hasta el cementerio, donde fueron enterrados los restos de la Víctima.

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