Víctor Manuel: "Voy de cantante y de autor"

El cantante asturiano Víctor Manuel ha reaparecido en Madrid, dentro del teatro Monumental, para dar dos recitales. Tras cuatro años de ausencia de la escena madrileña, Victor Manuel desgranó, en medio de un montaje grandioso, sus canciones de ayer y del presente. Al término del último recital, el autor de Sólo pienso en ti traza el balance de su reaparición.

Pregunta. Desde hace cuatro años, usted no daba recital alguno en Madrid. ¿A qué responde tan prolongada espera?Respuesta. Para empezar, debo recordarte que, de entonces a esta parte, han ocurrido aquí muchísimas cosas. En aquel tiempo era menester seguir pidiendo amnistía entre canción y canción. Eso creaba una atmósfera crispada. Necesitaba, pues, normalizar mi relación con el público, dejar muy claro que, ante todo, voy de cantante y de autor.

P. ¿Y piensa que ha quedado eso claro gracias a su última actuación?

R. Espero que sí. Lo que ocurre es que ahora tengo un público mucho más variado que el de antaño. Es una curiosa amalgama. Hay personas que buscan en mí la faceta comprometida. Otras llegan a escucharme porque mis canciones están de moda. Y existen también las que se sienten sensibilizadas por mis temas asturianos.

P. Ese público, procedente de campos tan diversos, ¿qué puede hallar en un recital que no le aporte ya el disco?

R. Supongo que el público aspira a la proximidad. En cualquier caso, a mí no me gustan las presentaciones. Estas son como un ultimátum. Por eso canto muy poco en público, porque no me gusta que se me juzgue en esas condiciones, sin tener en cuenta mi trabajo creativo de cada día. Cuando salgo al escenario, no me encuentro relajado.

P. Yo sigo sin entender las razones de esos recitales en los que el cantante no actúa, carece de los gestos interpretativos que podrían completar lo que la voz grabada ya otorga por su cuenta y riesgo. Seré incluso cruel: a veces me parecía usted, en ese plano, como un Raphael maniatado.

R. Entiendo lo que me dices. Pero a mí me da vergüenza hacer ciertas cosas en el escenario. A mí no me interesa la escenificación.

P. Sin embargo, contaba con una señora orquesta y, un sonido superpotente.

R. Porque me interesa mucho ,todo aquello que ocurre detrás de mí. De ahí que intente reunir a los mejores músicos y que el sonido marche a tope. Pero yo sigo haciendo lo mismo que hacía antes. Sí, soy así de soso. Ya lo dijo Concha Piquer: « ¡Qué chico tan triste! »

P. Su música actual tiene bastante dureza. ¿No sería un envoltorio para deslizar historietas blandas?

R. Es posible. Todo necesita su compensación.

P. Ana Belén formaba parte de la orquesta. Cuando usted cantó Todas son como tú, clavel rojo en la mano, ¿por qué no le dedicó ni la menor mirada? ¿Progre, jugando a frío, o pudor verdadero?

R. Es pudor. Y a ella le ocurre lo mismo conmigo. Tan mayores y tan estúpidos, ¿verdad? Pues es así.

P. Otra de sus canciones, Canción de la esperanza, contiene un verso que dice: «Con un voto no cambiamos casi nada. » ¿Desilusión del militante?

R. Esa canción refleja la desilusión de mucha gente, la desesperanza de cuantos estuvieron dando el callo para que, al término, su lucha desembocara en un puro sainete parlamentario.

P. ¿Desencantado?

R. Fundamentalmente, soy optimista