Los novilleros y El Cordobés centran la atención de las corridas falleras

Por primera vez en muchos años, los novilleros centran la máxima atención de los aficionados en una feria. El ciclo fallero, que empieza mañana, reúne, precisamente en el día más difícil para las taquillas -un lunes-, a cuatro de los que mejor cartel consiguieron durante la temporada 1979. En ellos está la previsión de futuro inmediato de la fiesta, y es esperanzadora, pues han apuntado muy positivas cualidades, en algunos casos de gran calidad. Por ejemplo, las actuaciones de Las Ventas de Andrés Blanco y de Pepe Luis Vázquez fueron propias de estilistas de¡ toreo clásico.

En lo que respecta a la expectación popular, ésta la acapara, como siempre, El Cordobés, que participa en la corrida inaugural y repite al día siguiente, si bien los precedentes de la mayoría de las actuaciones de este torero hacen temer que precisamente en las corridas en las que está anunciado se puedan reproducir las típicas corruptelas, como son el afeitado o que el sorteo de las reses esté amañado. En esto, si es que hay algún intento desde el taurinismo para que se produzca (lo cual es muy probable, por supuesto), nadie puede hacer nada, excepto la autoridad y los veterinarios. Ellos tienen la sartén por el mango, les asiste y obliga el reglamento taurino y, llegado el caso, contarán con el apoyo de la afición.En el turno de los temas básicos del ciclo fallero entra también el precio de las localidades, que han subido espectacularmente con respecto al año anterior, sobre todo en las de menor precio, que en determinados casos han llegado al ciento por ciento. En las corridas falleras, la entrada más barata -haya de sol- está a quinientas pesetas. En Valencia se comentaba muy desfavorablemente esta subida de precios, que quizá no es sólo imputable a la empresa, o por lo menos no es la causa de fondo. Porque hay que volver aquí a la cuestión de los cánones de arrendamiento, que alcanzan cifras excesivas como consecuencia de la mecánica de las subastas. La Diputación valenciana, cuando sacó a subasta su plaza, se cuidó mucho de establecer un proteccionismo para los toreros de la región, con lo cual acaso cuidaba la «cantera», pero se trataba de una intención inútil y en cierto modo demagógica, pues, al tiempo, no cuidaba en absoluto la necesaria promoción del espectáculo, entre cuyas acciones es necesario proveer los medios adecuados para que éste mantenga el carácter popular, que forma parte de su propia esencia.

La Asociación Nacional de Empresarios ha estudiado el problema y se dirige a todas las corporaciones que poseen plazas de toros para que limiten en lo posible sus apetencias crematísticas y favorezcan la presentación de pliegos que podríamos denominar «sociales». El momento de la fiesta es crítico en sus aspectos artístico y económico y sería suicida, incluso para los propios ayuntamientos y diputaciones, que éstos lo ignoraran. Entre otras cosas, está en juego la rentabilidad de las plazas en un futuro no lejano. Hay en la actualidad pendientes varias subastas -las de Ciudad Real y Plasencia, entre otras- y sabemos de varios empresarios que van a presentar ofertas con estimables alicientes, como son reducción de precios para los jóvenes y los jubilados, incremento de las novilladas y otras mejoras sustanciales para fomentar la afición. Si en la adjudicación de los cosos sólo se tiene en cuenta, en cambio, la cifra del canon, las corporaciones se habrán de enfrentar con estos dos riesgos: que en la subasta siguiente la plaza haya perdido valor, por no cuidar la clientela, o que se produzca un caos empresarial, a semejanza del ocurrido en Las Ventas.

Pero estábamos con las corridas falleras, que los empresarios, hermanos Camará, han redondeado con bastante acierto en sus planteamientos. Hay un cartel -día 18, martes- que es el clásico de una corrida de ferias de los últimos tiempos, y más aún en Valencia. Reúne a tres de los toreros de la casa Chopera, con Paquirri -figura indiscutible en estos momentos-, Dámaso González -torero preferido de los valencianos- y José Mar¡ Manzanares -que conserva su vitola de diestro de primera línea, aunque bajara su cotización en la última temporada. Los toros de esta corrida son de lujo: torrestrellas, de Alvaro Domecq.

Mañana alternan Rafael de Paula, El Cordobés y Niño de la Capea, con toros de José Matías Bernardos, de Sancti Spiritus (Salamanca), antigüedad 17 de julio de 1955, procedencia Dolores Sánchez Fabrés.

El domingo día 16, Jaime Ostos, El Cordobés y Palomo Linares, con toros de Manuel Camacho, de Medina Sidonia (Cádiz), antigüedad 26 de septiembre de 1940, procedencia viuda de Chica Navarro, antes Ramón Ortega Velázquez y duque de Braganza.

El lunes 17, la novillada, en la que alternan Andrés Blanco, Mario Triana, Pepe Luis Vázquez y Vicente Ruiz el Soro, con ocho reses de Diego Romero, de Alcalá de los Gazules (Cádiz), antigüedad 15 de abril de 1962, procedencia Antonio Romano León, antes Cruz Sepúlveda.

Y el miércoles 19, festividad de San José, José Luis Galloso, Julio Robles, Manolo Sales y Paco Ojeda, con ocho toros de Juan Pedro Domecq, de Jerez de la Frontera, antigüedad 2 de agosto de 1790 (es la ganadería más antigua de las actuales, después de la de Aleas), procedencia Veragua.