Cunde la preocupación por el "mal del Sahara"
Unos sesenta jóvenes lanzaroteños, de un total de 250 que hicieron la mili en el Sahara, se han constituido en asamblea permanente con el propósito de llevar a cabo acciones conjuntas que permitan esclarecer los hechos que rodean las muertes de seis jóvenes de la isla, que fallecieron en extrañas circunstancias después de haber coincidido en Villa Cisneros en 1975, durante su servicio militar.
Entre las primeras acciones que piensan realizar figura una sentada ante la Delegación del Gobierno de Lanzarote para llamar la atención de las autoridades en torno a la tensión que están atravesando tanto los ex soldados como sus familiares.La última nota oficial del Ministerio de Sanidad con respecto al problema no ha convencido a nadie en Lanzarote. Blas Brito, ex soldado español que cumplió también el servicio militar en el Sahara en el año 1975, ha manifestado que «a nosotros no nos basta con esas lacónicas explicaciones que llegan desde Madrid sobre las causas del fallecimiento de nuestros compañeros. Queremos que se nos saque de una vez de esta terrible duda e incertidumbre en que vivimos nosotros y nuestras esposas. »
Por otro lado, los ex soldados han hecho un llamamiento a partidos políticos, sindicatos, asociaciones de vecinos y pueblo canario en general para que tomen conciencia del grave peligro de contraer enfermedades incurables.
Afirman también que, al no estar conformes con las ambiguas explicaciones dadas por la autoridad militar, exigen un pronunciamiento expreso del Gobierno sobre la posibilidad de supuestas zonas radiactivas productoras de las enfermedades que han motivado estas muertes, el reconocimiento por parte de un equipo médico especializado de todos los reclutas que estuvieron en el Sahara durante el período 1974-1975 y la investigación profunda del proceso evolutivo de los fallecida.
El Ministerio de Sanidad, por su parte, volvió ayer a insistir en que no hay ningún tipo de relación en las muertes de estos antiguos soldados. Según el portavoz del Ministerio, las muertes se produjeron así: en 1977 falleció el primero, por una leucemia aguda; en mayo de 1979, el segundo, por una reticulosis; en septiembre, el tercero y cuarto, uno aquejado también de leucemia aguda y el otro por encelofatía vírica, y el 7 de marzo fallecía el último, víctima de un carcinoma de recto.
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