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Tito no responde al tratamiento médico intensivo

Francisco G. Basterra

El presidente Tito continúa en un estado muy grave y sus médicos informaron ayer que, a pesar de las medidas intensivas adoptadas, su salud no ofrece «síntoma alguno de mejoría». La ausencia del menor elemento positivo en el lacónico comunicado médico confirma que el enfermo continúa sometido a la diálisis y no se han logrado atajar las hemorragias internas -cuya localización no ha sido precisada- ni normalizar la función cardíaca. Los diferentes tratamientos utilizados se anulan mutuamente y medicinas con efectos positivos para el riñón o la hemorragia perjudican al corazón y viceversa.El presidente yugoslavo está siendo alimentado por vía intravenosa y, en general, está sumido en una postración; con momentos de consciencia, dijeron medios informados. Su fiebre oscila entre los 38 y 40 grados. Aunque el jueves se anunció oficiosamente que el mariscal no estaba en coma, ayer tarde se rumoreó de nuevo que había entrado en este estado crítico.

Resulta imposible precisar más con tan pocos datos y da la impresión que, excepto los máximos dirigentes de la presidencia colectiva y del partido, son muy pocos los yugoslavos que poseen mayor información. Las embajadas extranjeras buscan ansiosamente nuevos datos en fuentes oficiales yugoslavas. Fuentes diplomáticas norteamericanas en Belgrado descartaron ayer la posibilidad de una eventual intervención militar soviética en Yugoslavia a la muerte de Tito. En una conversación con EL PAÍS, dichas fuentes manifestaron su confianza en el futuro político de este país balcánico, pero precisaron que la agudización de la crisis económica podría ser, a medio plazo, el factor de desestabilización más importante.

Los intentos occidentales por ayudar a Yugoslavia en este terreno tienen su Último reflejo en la rúbrica del acuerdo de cooperación económica con la CEE. Por otra parte, acaba de anunciarse un nuevo crédito del Banco Mundial para la agricultura yugoslava. El presidente de la Comisión Europea, Roy Jenkins, dijo, sin embargo, ayer en una rueda de prensa en Belgrado, que Estados Unidos no ha influido en la aceleración del acuerdo con la CEE, pero sí reconoció la influencia de la situación internacional.

«Estamos preparados para que se muera mañana o dentro de diez semanas», afirmó ayer un diplomático norteamericano. La embajada de Estados Unidos no ha confirmado la eventual presencia del presidente Carter a los funerales.

El mensaje enviado por Carter a Tito, esta semana, no habla de la política interna yugoslava, confirmaron medios norteamericanos. La reacción oficial de Belgrado a la propuesta de Estados Unidos de garantizar, con todos los medios necesarios, la independencia de este país a la muerte de Tito fue muy dura, al menos en público. Sin embargo, medios informados piensan que las autoridades yugoslavas sabían de antemano el sentido de la intervención de Carter en su rueda de prensa de hace tres semanas. La seguridad de que Occidente reaccionaría ante una hipotética presión soviética sobre Yugoslavia no disgusta aquí, pero, por principio, no se aceptan este tipo de declaraciones explícitas de ayuda.

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