Homenaje al pintor y escritor Solana

Con una popular mascarada y entierro de la sardina comenzaron, el pasado jueves, los actos de homenaje que el Ayuntamiento de Madrid y, particularmente, la Junta Municipal del distrito de Salamanca, la -Asociación de Vecinos del barrio, las galerías de arte enclavadas en las calles en que nació el pintor y un nutrido grupo de artistas plásticos madrileños, dedican al pintor José Gutiérrez Solana, cuando se cumplen 94 años de su nacimiento. Los actos han sido coordinados por el escultor Julio Alvarez.Una serie de cuadros de artistas plásticos madrileños se exhiben en los escaparates de todas las tiendas situadas en la cruz de calles formada por Claudio Coello -desde Alcalá a Jorge Juany Conde de Aranda, donde nació el pintor, y todas las galerías situadas en esa misma cruz son escenario de los distintos actos culturales -conferencias, coloquios y recitales- que se irán celebrando hasta el próximo 7 de marzo. Raúl Chávarri, crítico e historiador de arte, hablará en la galería Heller sobre el tema Solana, entre la incomprensión y el desaliento, el próximo día 3; seguido de José María Iglesias, el día 4, que lo hará en Rayuela, bajo el título Expresividad y modo. El poeta José Hierro, en la galería El Coleccionista, marcará la relación de Solana con la tierra de sus ancestros, Santander, el día 5, y el 6 de marzo, el crítico de arte y poeta

Enrique Azcoaga hablará, en la galería La Kabala, de Solana y Pombo, ambientes y nombres, una tertulia inmortal por un cuadro. El 7 de marzo, por fin, Antonio Bestard cerrará la semana con una conferencia dedicada más al Solana escritor, en la galería Juana Mordó de Villanueva.

Efectivamente, fue doble la actividad de José Gutiérrez Solana, si bien las dos fueron guiadas por una misma manera de ver el mundo y por una sola conformación sentimental, según demuestran en su excelente libro, Caray máscara de José Gutiérrez Solana, Celia Valbuena y Benito Madariaga. Cercano al expresionismo centroeuropeo, el pintor muerto en 1945, vivió y creó vuelto a una España popular y desgarrada, la misma que deformara Valle Inclán en sus esperpentos, la misma maldición presente en las épocas más duras de Goya. Según la interpretación de los autores citados, la insistencia de Solana en el tema de la máscara y del disfraz implica la necesidad de ahondar tras las apariencias engañosas y terribles del mundo, y su denuncia; y la omnipresente figura de la muerte, algo así como la revelación del tope con que choca la vista del mundo. La fealdad, la enfermedad, el dólar y la miseria, la locura y el teatro son, pues, solidarios en una configuración del mundo dirigido por la angustia, la soledad y el miedo, en este caso trágicamente creativo.