Martín Berrocal anuncia la "revolución" taurina

José Luis Martín Berrocal, consejero delegado de Taurina Hispalense, según él mismo nos ha dicho, anuncia la revolución taurina para esta temporada de 1980, aunque la «bomba» -otra «bomba»- quizá estalle en Sevilla, donde Diodoro Canorea se defiende con uñas y dientes como empresario-consorte de la plaza de la Maestranza (porque, como todos saben, la empresaria de derecho es su esposa, Carmen Pagés).Los planes de Martín Berrocal para la temporada que empezará en breve son, de momento, muy bonitos: taquillas en la calle de la Victoria, como es tradicional -Canorea rompió esa tradición trasladándolas a Las Ventas-; difusión y publicidad masiva de los espectáculos, con especial incidencia en vallas, por todas las barriadas; exposición de todas las corridas de toros y novilladas (no sólo las de San Isidro) en la Venta del Batán, donde el público tendrá entrada gratuita y estará permanentemente abierto un bar-restaurante, y, además, se instalará la Escuela de Tauromaquia; ampliación de los camés de abono para toda la temporada, y a bajo precio, destinados a la «tercera edad » y a los jóvenes.

Es decir, que Berrocal quiere darle ambiente a la fiesta en Madrid, porque quizá ésta sea su mayor carencia, y de ahí conseguir que entre el público en la plaza en mayor número del que lo hizo durante la temporada 1979, que quizá fue el año en que se hicieron los más bajos aforos.

Por su parte, la Diputación colaborará a través de su Consejo Taurino, para el que muy pronto será nombrado un gerente con categoría de director general. La colaboración no excluye la vigilancia del cumplimiento del contrato de arrendamiento de la plaza y del reglamento de régimen interior referido a las relaciones empresario-Diputación, que esta última redacta actualmente.

En lo que quizá no haya colaboración -o por lo menos no está aún perfilada-es en la subvención de las novilladas de los jueves, acaso porque la mayor parte de los diputados no son partidarios de que se detraigan cantidades del canon de arrendamiento (los consabidos 162 millones) para este fin. Lo que sí esposible, en cambio, es que la propia Corporación organice directamente estos festejos menores, para lo cual tendría que llegar a un acuerdo con el empresario, pues éste no tiene obligación de ceder la plaza más que para las ocasiones que el contrato de arrendamiento indica claramente.

Pero, en fin, la idea de Martín Berrocal es, como decíamos, revolucionar la organización de los espectáculos taurinos, aplicar nuevas fórmulas de montaje y promoción de las corridas, y así nos lo tiene anunciado. No está tan claro, en cambio, que la temporada vaya a ser más rica en contenido que las anteriores, porque no es su intención, al parecer, aumentar el número de los festejos. Su idea es ofrecer mayor calidad, pero no mayor cantidad, lo que puede dar a entender que mejorarán los carteles. Habrá que verlo, si bien, naturalmente, tiene el margen de confianza que nos ha vuelto a pedir.

El festejo inaugural -una novillada- tendrá lugar, casi con seguridad, el 16 de marzo, fecha que ya pone en entredicho el exacto cumplimiento de lo que dice la estipulación decimosexta del contrato de arrendamiento, según la cual «la persona o entidad adjudicataria viene obligada a dar comienzo a la temporada taurina lo más tarde el día 15 de marzo de cada año, y no podrá terminarla antes del 15 de octubre».