Directores de periódicos debaten la necesidad de una ley de información
La presencia de un grupo de trabajadores del diario Informaciones, que se retiraron ante la inasistencia del secretario de Estado para la Información, señor Meliá, a quien tenían la intención de preguntar cuál es la actitud del Gobierno y de UCD ante el problema de su periódico, fue el acontecimiento que confirió actualidad al debate sobre la nueva ley de información, que se celebró el martes pasado en la Fundación Universitaria San Pablo, primero de un ciclo en torno a la problemática informativa en la España de los ochenta, organizado por Ia primera promoción de alumnos de Ciencias de la Información del CEU.Además del señor Meliá, quien diez minutos antes del comienzo del acto se disculpó por teléfono por su inasistencia, tampoco acudió otro de los Invitados a la mesa, el director de Mundo Obrero, señor Melchor, quien se encontraba declarando en el caso Atocha, por lo que ésta quedó constituida por el presidente de Europa Press, José Mario Armero; el ex director de Ya Aquilino Morcillo y el director de Informaciones, Emilio Romero, quien no hizo ningún comentario sobre el gesto del grupo de trabajadores, que al retirarse dejaron la sala prácticamente vacía.
¿Es necesaria una ley de información?; ¿débe ser una ley ambigua o minuciosa?; ¿cuál es el grado de libertad de expresión que existe en estos momentos? Estas fueron algunas cuestiones que planteó la tribuna a los componentes de la mesa para dar pie al coloquio, que se celebró casi en la intimidad.
«Soy poco partidario de una ley de información, porque una ley, y más aún las que se escriben con mayúscula, siempre resulta represiva», respondió el señor Armero a la primera cuestión.
Tanto el señor Morcillo como el señor Romero se manifestaron, por el contrario, partidarios de la ley como una necesidad del desarrollo constitucional del artículo veinte. Sin embargo, ambos coincidieron en que dicha ley debería tener un carácter exclusivamente administrativo, sin incluir materias de responsabilidad penal, que serían competencia de la jurisdicción ordinaria.
«Nunca he encontrado más interés que ahora en condicionar la línea editorial de los periódicos», comentó el director de Informaciones en relación con la libertad de expresión que se disfruta actualmente. El señor Armero consideró «que no estamos en la peor situación posible» y recordó al señor Romero los tiempos de la censura franquista, «cuando las consignas llegaban cada cinco minutos».
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