Ricardo de la Cierva no convenció a los alumnos del INEF
El ministro de Cultura, Ricardo de la Cierva, acudió ayer al auditorium del INEF a requerimiento de los alumnos del, centro para discutir sobre la ley del Deporte y más concretamente sobre lo que concierne a que dicha ley no contempla el que los institutos no sean considerados facultades. En algunos momentos, las palabras del ministro fueron recibidas con tímidos silbidos, como muestra de disconformidad con lo que expuso a lo largo de más de veinte minutos ante el micrófono.
El ministro explicó claramente sus posturas: total apoyo al director general, Jesús Hermida, con el que se sentía completamente identificado; hizo saber que cualquier tipo de coacción al Senado sería pernicioso y no conduciría a nada; aclaró que la ley la había hecho el Parlamento elegido por el pueblo y que mientras UCD estuviera en el poder, ellos tendrían que hacer las leyes, si bien es verdad que al final, ante una interpelación de un alumno, admitió como error el que, no se les hubiera consultado para nada.El acuerdo para esta reunión llegó a través del espacio radiofónico Hora 25. Cuando los alumnos del INEF estaban en los estudios de la SER, Ricardo de la Cierva estableció contacto con la emisora y se concertó la reunión para la una de la tarde de ayer. El tema fundamental era la discon formidad de los alumnos con la ley del Deporte, ya que ésta no contempla que dichos centros sean considerados facultades.
Fue un alumno del INEF quien actuó como moderador y quien primero tomó la palabra para dar la bienvenida a todos y decir que consideraba penoso que el ministro hubiera llegado hasta allí por ese medio, cuando nunca hasta ese momento había demostrado el menor interés por el deporte. Tomó la palabra Ricardo de la Cierva, quien dijo que su interés por el deporte se dejó traslucir en septiembre de 1979 cuando presentó veinticuatro enmiendas a la ley del Deporte.
«En estos momentos», dijo De la Cierva, «tan sólo el Senado puede decidir, aunque no dirá la última palabra, porque el proyecto volverá al Congreso y aún se pueden hacer cambios.» Con este motivo dio lectura a algunas enmiendas e incluso añadidos que esperaba que el Senado diera por buenos. Igualmente explicó que la ley sí contemplaba el rango universitario de los, INEF, lo que suponía un gran paso adelante, y que además que daba la puerta abierta en lo que se refería al Ministerio de Universidades, sin que esto significase que los institutos quedaran desvinculados del Consejo Superior de Deportes.
Intervino Francisco Delgado, del PSOE, quien mostró su desacuerdo con el ministro en cuanto a que éste había dado lectura a un recorte de prensa, en el que se decía, el 14 de diciembre -día en que fue aprobado el proyecto de ley en el Congreso-, que todos Ios partidos políticos consideraban la ley satisfactoria. «Miguel Angel Martínez», dijo Delgado, «ya dio entonces muestras de su descontento y anunció que el partido seguiría peleando en el Senado.»
Fue un alumno quien en representación de todos interpeló sucesivas veces al ministro, al que pidió entre otras cosas que firmara un acuerdo de su asamblea, en el que se obligaba al Ministerio de Universidades a que se viera implicado directamente. Esto fue después de exigir -teóricamente- a De la Cierva a que en aquel mismo momento llamase al ministro de Un¡versidades, Luis González Seara, para que éste se presentara en el INEF inmediatamente, a lo que se negó De la Cierva, por considerar que eso escapaba de su jurisdic ción, pero instó a los alumnos a que invitaran igualmente al otro ministro a que acudiera allí.
Al final, y a la vista de que los alumnos no estaban en absoluto convencidos, Ricardo de la Cierva volvió a insistir en que la democracia consistía en seguir una serie de pasos que él no podía evitar. Incluso utilizando términos futbolísticos llegó a afirmar: «De momento, y eso lo ha querido así el pueblo, es UCD quien manda. Si no les gusta como hacemos las cosas, en las próximas elecciones nos dan una patada y en paz. »
Los alumnos mostraron su disconformidad con el ministro y su clara adhesión con el senador del PSOE hasta el punto de llegar a silvar tímidamente a De la Cierva, quien dijo que esperaba que la libertad de expresión llegara también a los ministros. No hubo mayores incidentes y se dio por terminada la reunión.
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