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Desconcierto en la RFA sobre la política exterior gubernamental

El desconcierto que se observa en Bonn, tras las declaraciones del canciller alemán, a puerta cerrada, ante la fracción parlamentaria de la socialdemocracia, en las que criticó el martes la política exterior norteamericana, es tan absoluto que, a duras penas, los portavoces del Gobierno de la República Federal de Alemania han logrado convencer a los mejor dispuestos de que Helmut Schmidt no abriga desconfianza alguna respecto a Washington.Frente al relativo desmentido de los portavoces, varios parlamentarios socialdemócratas de los que asistieron a la polémica sesión de su grupo insisten en que el jefe del Gobierno formuló serias críticas contra el presidente Carter, justamente en los mismos términos que refleja la prensa alemana.

En suma, a los enigmas que arrastra la política de la RFA desde la invasión de Afganistán, se añade ahora otro, mucho más serio, de puertas adentro: ¿quién ha mentido aquí: los parlamentarios que informaron a la prensa o el canciller que trata de desmentir puntualizando a través de sus portavoces?

Aunque el canciller no ha explicado personalmente por ahora este nuevo incidente, parece que aún está dispuesto a desarrollar una política que no indisponga demasiado a Moscú, aunque ha garantizado a los norteamericanos su respaldo incondicional.

Prueba de ello es que el canciller de la República Federal de Alemania reiteró ayer, en una rueda de prensa celebrada en Bruselas, con motivo de su visita oficial a Bélgica, la decidida actitud de su país en favor del despliegue en Europa de los nuevos misiles norteamericanos Cruise y Pershing-2. «No habrá política de distensión ni diálogo Este-Oeste», dijo Helmut Schmidt, «si no existe un previo equilibrio militar.»

El señor Schmidt, acompañado por el primer ministro belga, Wifried Martens, insistió repetidamente en la solidaridad de los países europeos de la Alianza Atlántica con Estados Unidos, «nuestro aliado más poderoso». El primer ministro alemán no se recató a la hora de alabar a EEUU por «el valor, la disciplina y paciencia» con que ha hecho frente a la crisis de la toma de rehenes en la embajada estadounidense de Teherán.

En relación con la crisis de Afganistán, el político alemán dijo que Europa no puede ser un oasis de la distensión si ésta no es respetada en otros puntos del globo. Añadió que los nueve deben realizar todos los esfuerzos que sean necesarios para «hablar con una sola voz». El interés de Europa», explicó, «es preservar la distensión, pero ese objetivo no es posible si se pretende separar Europa de Norteamérica. Tanto el canciller Schmidt como el primer ministro Martens consideraron que «corresponde a la Unión Soviética transformar la situación actual para crear las condiciones que permitan a todos los países europeos participar en la Olimpiada de Moscú. Ambos políticos señalaron que la decisión de boicotear o no los Juegos Olímpicos debería ser tomada solidariamente por los Gobiernos de los nueve.

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El canciller de la RFA reconoció que se mantenía en estrecho contacto con Washington, donde se volverá a entrevistar con el presidente Carter en fecha próxima.

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