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Carter acepta una comisión internacional que investigue los crímenes del ex sha

La liberación de los cincuenta rehenes norteamericanos de la embajada de EEUU en Teherán parece haber entrado en su recta final tras la aceptación pública por el presidente Jimmy Carter de que se establezca una comisión internacional, bajo el patrocinio de las Naciones Unidas, que investigue los crímenes del régimen del ex sha.A esta aceptación de Carter hay que unir las declaraciones del presidente iraní, Adbolhassan Banisadr, en el sentido de que el propio imán Jomeini ha dado su visto bueno a un «plan» que ponga fin a la crisis de relaciones entre Teherán y Washington. Por otro lado, un portavoz de la ONU afirmó ayer que la solución al problema de los rehenes norteamericanos puede producirse en las próximas veinticuatro horas

La expectación en tomo a una rápida liberaciófi de los cincuenta rehenes de la embajada norteamericana en Teherán es el tema central de la política exterior de la Administración Carter. Todo el mundo se muestra muy reservado, pero el optimismo es la nota predominante. Washington parece conseguir que se evite la constitución de un «tribunal» internagional y acepta la formación de una «comisión», presidida por el secretario general de la ONU, Kurt Waldheim, e integrada por representantes de varios países en vías de. desarrollo y personalidades internacionales, entre las que figurarían varios premios Nobel. Washington insiste, sin embargo, en la liberación simultánea de los rehenes y la creación de la comisión investigadora sobre las relaciones pasadas entre Washington y el régimen del ex sha de Irán.

Preguntado en su conferencia de prensa sobre la participación que tuvo Estados Unidos en el golpe de Estado en Irán, que, en 1953, devolvió el trono a los Pahlevi, Carter dijo que «se trataba de una histoña de hace treinta años». El presidente de EEUU aprovechó su alocución ante la prensa en Washington para replicar con firmeza a las afirmaciones del senador Edward Kennedy, candidato a la presidencia, que acusan a la Administración Carter de retrasar el proceso de liberación de los rehenes, que ayer cumplieron sus 103 días de cautiverio. Carter precisó que desde el primer momento de la toma de los rehenes, el 4 de noviembre último, hubo contactos entre Washington y el secretario general de la ONU. Consideró que los ataques de Kennedy. sobrepasaban el contexto puramente preelectoral y «dañaban los intereses nacionales». Consideró las acusaciones de Kennedy de «erróneas» y «falsas». Todo un lenguaje que anima, por ambas partes, las próximas, elecciones primarias en el estado de New Hampshire, el 26 de este mes, donde se espera un duelo cerrado entre los partidarios de Carter y Kennedy. Parece evidente que la liberación final de los rehenes en Teherán favorecerá, electoralmente, al presidente Carter, quien ratificó que preferiría «hacer campaña electoral» en vez de estar completamente ocupado en afrontar los graves problemas de la política exterior norteamericana.

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