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El presidente portugués critica el papel de Europa en el contexto mundial

El general Eanes preconiza una mayor armonización de la política exterior europea y una revisión «ponderada, pero firme y audaz», de los principios orientadores de la política de defensa occidental y de la OTAN.En presencia del general Gundersen, presidente cesante del Comité Militar de la OTAN, que se encuentra en Lisboa en visita de despedida, el jefe del Estado portugués pronunció el más importante discurso de política exterior y tal vez la más importante intervención de su carrera política.

Sin rebajarse nunca a la polémica interna, recordó y justificó los principios que deben, en su opinión, orientar la participación activa de Portugal en la defensa colectiva de la Europa occidental.

Frente a la «compleja crisis que se vive a nivel de las relaciones internacionales», frente a «las amenazas que ya se concretaron y aquellas, tal vez más graves aún, que se anuncian en el horizonte», lo peor sería, en opinión de Eanes, dar libre curso a las tendencias centrífugas, al revisionismo improvisado o intentar un regreso «a propuestas de un pasado que no puede repetirse». Sin mencionar directamente una vuelta hacia la política de guerra fría, el general Eanes condenó a aquellos que intentan disfrazar bajo una aparente firmeza ideológica su «falta de seguridad y de experiencia y una insuficiente comprensión de los problemas mundiales».

La fidelidad, incuestionada y reafirmada, de Portugal a sus compromisos atlánticos y europeos no dispensa, más bien exige, un análisis crítico de la intervención de Europa «y de sus aliados de la OTAN» en el nuevo contexto mundial, argumentó Eanes. Tomando como base la experiencia portuguesa, subrayó los peligros de un planteamiento de la defensa colectiva europea, exclusivamente concebida en términos de relaciones Este-Oeste, de equilibrio militar y de disuasión. La historia reciente demuestra que Europa es muy vulnerable a la desestabilización política generalizada y al aislamiento de sus bases de abastecimiento y de sus mercados fuera del continente. De ahí la necesidad de dar la prioridad a nuevos factores, que enumeró: el diálogo Norte-Sur, la importancia estratégica de las relaciones económicas, los nuevos tipos de violación del derecho a la autodeterminación de los pueblos africanos.

Eanes criticó los acuerdos SALT por menospreciar los aspectos políticos y económicos de una política de distensión y de desarme, que debe exigir de las partes interesadas firmes compromisos de no intervención en países terceros y de respeto por los derechos humanos. El expansionismo soviético, puesto en evidencia en Afganistán, pero también en Africa, debe llevar a una mejor «globalizacíón» de la noción de defensa colectiva, sin perjuicio del desarrollo del diálogo con los países del este europeo.

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