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Leal atribuye el recorte de un punto en la inflación a la moderación de los costes salariales

El crecimiento más controlado de los costes salariales y el funcionamiento inicial de las medidas de política económica adoptadas el pasado año fueron las causas principales de la reducción en un punto de la tasa de inflación durante el año 1979, según manifestó ayer el ministro de Economía, José Luis Leal, en una rueda de prensa.

Leal señaló que el crecimiento de un 15,6% del índice de precios al consumo durante el pasado año «es una noticia relativamente buena», si se tiene e n cuenta que es un punto aproximadamente inferior al del año 1978 (16,4%) y es «favorable» en términos diferenciales con el resto de países de la OCDE, que experimentaron alzas de tres a cinco puntos en sus tasas de inflación. El ministro de Economía adelantó que el objetivo para 1980 es alcanzar una inflación del 14%.Pese a los efectos favorables de la reducción mínima en el índice de precios al consumo (IPC), Leal señaló que la desaceleración en los precios registrada en la primera mitad del año fue imposible mantenerla durante la segunda, debido primordialmente a la elevación de los precios del crudo y la consiguiente elevación de la factura petrolífera. Así, el impacto mecánico de la subida de los precios energéticos en el IPC fue del 2,21%, correspondiendo un 1% al directo, y el resto, 1,21%, al indirecto.

Leal añadió que la apreciación ligera de la peseta que se produjo en los seis primeros meses del año impidió un crecimiento difícil de soportar de la factura petrolífera, que, no obstante, fue un 39% superior (5% de aumento real y 33% de precios) a la del año anterior. Sin este factor, Leal vino a decir que la inflación española no hubiera superado un modesto 14,5%, comparable favorablemente por su recorte al 16,4% de 1978 y 26,4% registrado en 1979.

A la hora de analizar estos resultados, el ministro de Economía indicó sin tapujos que el aspecto «relativamente bueno» de esta noticia se encontraba en el enfilamiento por la vía racional de los costes salariales, cuyo aumento situó en un orden del 16-18%, en 1979.

Respecto a 1980, Leal se mostró especialmente optimista sobre las posibilidades de una nueva reducción del crecimiento del IPC en 1980, al analizar el positivo comportamiento de los trabajadores, que han comenzado a discutir en términos de inflación futura y no hablan ya de recuperar pérdidas pasadas en el poder adquisitivo de sus salarios. En este sentido, analizó favorablemente el desarrollo del acuerdo-marco, que situará, a su juicio, los crecimientos salariales en niveles razonables, e indicó que otro condiciona miento en 1980 vendrá dado por los aumentos de los precios de las materias primas, incluido el petróleo.

Respecto al comportamiento de los grupos que componen el IPC, Leal reconoció que los precios agrarios y la alimentación fueron, en parte, responsables de la moderación en los incrementos del IPC, pero indicó que, no obstante, estos no se habían comportado de igual manera en todos los productos. Así, la patata y los cereales experimentaron aumentos superiores al promedio, aunque otros, como el café importado, los huevos y el pollo, sufrieron retrocesos, incluso siendo su incremento negativo. El grupo de alimentación experimentó un alza general del 10,2 %,indicó.

Por su lado, los productos no alimenticios experimentaron aumentos superiores, por término general, al promedio, y la razón primordial de este comportamiento la situó Leal en la rigidez de los costes petrolíferos, transportes, etcétera. El ministro también resaltó el alza notable registrada en el grupo de vestido y calzado, que experimentó un aumento del 22,5%. A este respecto añadió que el temor a un decaimiento de la demanda hizo que estos precios no experimentaran mayores aumentos. También el grupo de menaje y servicios del hogar (especialmente muebles) registraron aumentos superiores al índice, mientras que medicina y conservación de salud, esparcimiento y cultura, se mantuvieron a un nivel promedio.

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