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Fuerte debate en el Ayuntamiento de Madrid en torno al "Libro rojo del cole"

El Libro rojo del cole motivó ayer uno de los debates más fuertes habidos, hasta ahora, en el Ayuntamiento. La polémica surgida ante la entrega de algunos ejemplares del libro a los directores de varios colegios nacionales, por parte de la junta de distrito de Fuencarral, fue calificada por concejales del PSOE como «campaña hipócrita y deshonesta del Gobierno de UCD para echar tierra sobre la discusión del Estatuto de Centros Docentes y adulterar las posiciones del PSOE y PCE, como si fueran corruptores de menores». Los concejales centristas hablaron de la responsabilidad culposa de Cristina Almeida, presidenta de la citada junta de distrito, y mostraron su desacuerdo y protesta por falta de vigilancia que permitió el reparto de un libro, calificado de anticonstitucional, deformador de niños y jóvenes y atacante de principios como la familia.

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La presencia inusual de numerosos fotógrafos de prensa en la comisión permanente de ayer y su especial dedicación a fotografiar a la concejal Cristina Almeida, avisaron a los asistentes, nada más comenzar la reunión, de que el tema central no iba a ser ninguno de los que Figuraban en el orden del día. La polémica abierta estos últimos días sobre la entrega del Libro rojo del cole a varios colegios no estaba cerrada, y el reparto entre los concejales de dos dossiers con 88 citas en total del citado libro, ordenada, según informaron fuentes municipales, por UCD, lo confirmó inmediatamente.El señor Barrionuevo, tercer teniente de alcalde y portavoz ayer del PSOE al faltar Alonso Puerta, pidió nada más comenzar la citada distribución explicaciones sobre quién se responsabilizaba del escrito, y si el presidente de la comisión había permitido su reparto.

José María Alvarez del Manzano, portavoz por su partido al no estar tampoco presente José Luis Alvarez, no se responsabilizó de los resúmenes, por lo el que el señor Tamames ordenó su retirada inmediata.

Cristina Almeida se explica

Ante estos antecedentes, Cristina Almeida no demoró pedir el uso de la palabra en el momento en que, terminados los puntos del orden del día, comenzó el capítulo de ruegos y preguntas. Entre las manifestaciones hechas por esta concejala, que se lamentó de la atención que se estaba dedicando a un tema como éste, «habiendo otros tan importantes», dijo que sus explicaciones, «y no excusas», eran sólo para informar a los concejales de cómo se había realizado la entrega de los libros.Tras explicar que para Navidad se había ordenado con cargo a los fondos de la asistencia social de la junta de distrito la compra de 75 libros en los que figuraban desde libros de ciencias naturales a libros como Sissi emperatriz o El corsario negro, la señora Almeida dijo que su único fallo había consistido en dejar en manos de otras personas la revisión de los lotes. «Lotes que no se dieron con un aviso en letras mayúsculas en las que se dijese que iba El libro rojo del cole, sino que se dieron en un acto muy bonito a los directores de los colegios nacionales. No se les dio ninguna indicación, porque confieso que yo no conocía su existencia. El libro no estaba en la lista de libros pedidos, sino en otra que realizaron las asistentes sociales por si sobraba dinero para más libros de los solicitados. Y el libro, que está publicado legalmente con su depósito previo y que ha tenido una edición de 10.000 ejemplares que se venden en librerías, fue incluido porque es un libro más. »

La concejala consideró el texto, «del que no voy a hacer defensa, porque lo que dice pasa de mí», como un libro que no ataca la Constitución, «porque la Constitución engendra la libertad, y ésta permite leer libros como éste. No es mi ideario ni he recibido consignas. Tampoco me he ido con Santiago Carrillo detrás a comprar el libro, ni esta concejala se lo ha traído de las cavernas del Kremlin».

Por último, la presidenta de la junta de distrito atacó a la prensa -que la acusa de subvertir la Constitución y de corromper a los menores-, «aunque no me extraña, ya que fue la misma que habló de que yo me había cargado a mis propios compañeros del despacho de Atocha».

Antonio Vázquez, por UCD, aceptó «todas las excusas de unas acusaciones que el grupo de UCD no ha hecho», y manifestó que la defensa de la concejala había sido buena. A continuación consideró improcedente que se reparta un libro como éste al niño y dijo que su reparto es como si a los niños se les dejara beber coñac o ver espectáculos especiales. «El libro ha estado secuestrado en la inmensa mayoría de los países europeos; tiene unas claras propuestas anarquistas, ataca a la familia y a algo tan principal como la autoridad. Incita al consumo de drogas y al aborto, cuando se dice que la operación no es muy complicada». La explicación del señor Vázquez, que calificó la responsabilidad de la señora Almeida como culposa, pero no dolosa, finalizó manifestando «nuestra más absoluta protesta, ya que por falta de vigilancia se ha producido un hecho lamentable.

Las intervenciones a partir de ese momento subieron de tono al calificar José Barrionuevo la intervención de dos ministros y la atención dada al tema por TVE, de «campaña hipócrita y deshonesta por parte del Gobierno de UCD, para echar tierra sobre el debate del Estatuto de Centros. Se trata de adulterar las distintas posiciones del PSOE y PCE, como si fueran corruptores de menores. Eso sí que es mentir». El señor Barrionuevo, a continuación, manifestó que «es notorio y público que hay profundas diferencias entre el PSOE y el PCE, pero no estamos dispuestos a picar y caer en ninguna trampa. Mostramos nuestra solidaridad más fraternal con nuestra compañera y nuestro rechazo a la campaña hipócrita y desleal del Gobierno», concluyó.

A continuación, Cristina Almeida aclaró que no se había excusado, y acusó al Ministerio de Cultura de ser el único responsable, ya que no retiró el libro cuando se hizo el depósito previo.

« Creo, señor Barrionuevo, que usted se ha pasado.» Con esta frase, el señor Vázquez resumió su postura ante la intervención del concejal socialista, a quien le pidió «explicaciones sobre los juicios hipócritas y deshonestos». José María Álvarez del Manzano apoyó las palabras de su compañero de partido y recordó que «hace poco hemos visto una campaña contra unos textos que se debaten ahora en las Cortes». El colofón de la discusión se produjo con la última de las intervenciones aceptadas por la presidencia y pedida por Joaquín Leguina, concejal del PSOE. «Detrás de esta campaña está la más negra reacción del país», afirmó.

En el curso de esta última intervención, Ramón Tamames, que acababa de advertir a Javier Tusell por su postura visible de protesta, volvió a llamarle la atención por segunda vez, cuando el señor Leguina hablaba.

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