Túnez acusa a Gadafi de querer desestabilizar el Magreb
El régimen tunecino ha iniciado una campaña de explicaciones ante diversas capitales del mundo árabe , para informar de las circunstancias del reciente ataque armado a la localidad de Gafsa, en el que Libia ha quedado oficialmente implicada. Sendos emisarios llegaron a Argel, Rabat y Riad. Mientras tanto, la prensa tunecina sigue recogiendo nuevos detalles del ataque y denunciando el «plan diabólico de la junta de Trípoli», que trataría de desestabilizar todo el área magrebí.El presidente argelino, Chadli Bendjedid, ha sido informado de los detalles del ataque a Gafsa y las pruebas de la implicación libia, a través de un mensaje de su homólogo tunecino Habib Burguiba.
Dos miembros del comando asaltante, capturados por la policía, hablaron ayer ante las cámaras de la televisión tunecina Los dos individuos, de nacionalidad tunecina, Nuredin Dridi y Mohamed Meddeb, aseguraron que desde 1977, cerca de medio millar de jóvenes trabajadores tunecinos que habían emigrado a Libia, fueron reclutados por los servicios secretos de este país, llevados a campos de entrenamiento, en los que había «consejeros soviéticos y cubanos», y enviados posteriormente al sur de Líbano a integrarse en los comando de las organizaciones de la resistencia palestina prolibia, tales como el Frente Democrático, de Nayef Hawameth, y el Frente Popular, mando general de Ahmed Jibril.
Los dos tunecinos señalaron que, tras haber pasado dos años en Líbano, regresaron a sus bases en territorio libio en las que habrían hallado, sometidos al mismo entrenamiento militar intensivo, un grupo heteróclito de personas compuesto de paquistaníes, hindúes, iraníes, sudaneses, egipcios, marroquíes y libios.
«A todos ellos se les indicaba que habían de propagar los preceptos del Libro Verde, de Gadafi, y la "unión sagrada entre los árabes"», indicaron los dos miembros del comando.
Según los mismos, la operación de Gafsa habría fracasado porque, contrariamente a lo que les habían dicho en Libia, la población civil tunecina no se sublevó «en cuanto oyó el primer disparo», sino que se negó a seguirles, en su mayoría, aunque una parte de los habitantes de esa localidad aceptó las armas que el comando les proponía e hizo causa común con éste.
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