Se inician los debates sobre la reforma sanitaria

«Debe huirse de los centros hospitalarios monográficos y de los grandes hospitales. La dimersión ideal es el hospital de cien a trescientas camas.» Así se expresó el consejero de Sanidad de la Generalidad de Cataluña, Ramón España, ante la Comisión de Sanidad y Seguridad Social del Congreso de los Diputados, que inició ayer el estudio de la reforma sanitaria, dedicado, en su primera parte, a la comparecencia de expertos y cargos de la Administración central y autonómica. Además de Ramón España (comunista), informó el director general de Asistencia Sanitaria de la Generalidad, José Artigas (socialista), quien, entre otras cosas, defendió la participación de la población en la toma de decisiones sanitarias.Hoy y mañana continuarán informando a la comisión otras personalidades de la sanidad nacional. Al término de estos informes, los grupos parlamentarios propondrán resoluciones, que serán elevadas al Pleno de la Cámara. La futura ley de Sanidad deberá adaptarse a los criterios generales de la reforma sanitaria que apruebe el Congreso a través de las resoluciones que prosperen.

Diferencias entre UCD y la izquierda

La sesión de ayer se inició con una controversia entre UCD y la izquierda sobre la supuesta irregularidad de la citación a las personalidades llamadas a comparecer en la comisión. UCD y el presidente de la comisión, el centrista Enrique Sánchez de León, se opusieron a la pretensión de aplazar la sesión.Ramón España manifestó que la reforma sanitaria debe basarse en la integración de las distintas funciones sanitarias en un único sistema de organización y prestación de servicios; la responsabilización progresiva de los distintos niveles del sistema sanitario; el pleno respeto de los procesos autonómicos; la participación de los interesados en la gestión de la sanidad, y la consideración del gasto sanitario no como una variable, sino como un dato del que hay que partir.

En la intervención del doctor España, y en su respuesta a los grupos parlamentarios, señaló que la ley de Sanidad debe respetar las competencias sanitarias atribuidas por la Constitución y los estatutos de autonomía a las comunidades autónomas. Negó valor científico a los exámenes de salud no realizados a un colectivo homogéneo. Consideró que la relación médico-enfermo debe basarse en la libertad de elección sólo si se hornogeneiza la oferta, y propuso que se pague a los médicos por persona aceptada en la lista de enfermos a atender por cada uno de ellos. Defendió los hospitales de cien a trescientas camas, como fórmula que evita la despersonalización de los grandes hospitales, y propuso que la asistencia psiquiátrica se integre, a todos los niveles, en la sanidad general.