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Estreno mundial de la ópera "Eurídice" dirigida por Rodrigo de Zayas

La «resurrección» de la primera ópera de la historia, Eurídice, realizada la semana última en Rennes (Francia) por el músico español Rodrigo de Zayas, «es un espectáculo que honra la vida musical francesa», estimó el crítico del diario parisiense Le Matin, al que corearon todos los especialistas de la música gala con unanimidad total. La partitura de Eurídice fue compuesta en 1600 por Giulio Caccini, músico nacido en Roma, que trabajó al servicio de la corte de los Médicis, en Florencia.

Eurídice está considerada como la primera ópera, de compositor, de la historia. Y de hecho, su representación en la Casa de la Cultura de Rennes constituye un estreno mundial, ya que había sido puesta en escena una sola vez, en 1602, en el palacio Pitti, propiedad de Antoni de Médicis. En aquella ocasión fue acogida con cierta frialdad y la obra quedó enterrada en el olvido, hasta hoy.«El mérito de esta resurrección, destacaba el diario parisiense Le Monde en su primera página, le corresponde antes de nada a Rodrigo de Zayas, que ha hecho la realización de Eurídice con una discreción ejemplar, que interpreta y dirige maravillosamente esa música tan dulce, resbaladiza, cautivante.» Este «tesoro que no puede volver a caer en el olvido», según anotó el mismo diario, no es sólo un testimonio arqueológico. La Eurídice de Caccini (existe otra del mismo músico y de Jacopo Peri), cuyo pretexto argumental es el mito griego Orfeo-Eurídice, el señor De Zayas y de igual manera, los expertos la valoran como la «obra bisagra» entre dos géneros importantes: en efecto, Eurídice representa, en primer lugar, el desarrollo del género «pastoral» que floreció durante la Edad Media y el Renacimiento. Por otra parte, la ópera de Caccini (el libreto es de Rinuccini) es el punto de partida de la ópera moderna; es decir, de la obra teatral cantada en la que la música y el compositor se convierten en el eje determinante de la obra, contrariamente a las «pastorales», en las que dominaba el texto poético.

Rodrigo de Zayas, durante más de un año, ha trabajado en la reconstitución de la música de Caccini con el máximo de precisión, según ha explicado él mismo. Los instrumentos antiguos (flauta, trompeta, viola, theorba, luth) y la técnica apropiada sitúan a Euridice en pleno Renacimiento italiano.

« He tenido que reescribir improvisaciones», declaró el señor De Zayas, «apartir del estudio de textos fundamentales de la época. Me fue necesario para ello olvidar todo lo que había aprendido».

En el reparto de esta Eurídice han participado actores y cantantes de España, Perú, Costa Rica, Colombia, Holanda y Francia. Toda la compañía, como la directora de escena, la francesa Frangoise Grund, al lado del director y realizador musical Rodrigo de Zayas y del jefe de los coros, Iñigo Foronda, han sido saludados por la crítica como los protagonistas de «un triunfo ejemplar para descubrir la ópera y, sin duda, enamorarse de ella».

Una vocación musical

El estreno mundial, en Rennes de la primera ópera de la historia, «resucitada», reelaborada y dirigida por él mismo, sitúa a Rodrigo de Zayas en el primer plano de la actualidad musical en el mundo. Eurídice, en la trayectoria de este «músico total», nacido en Madrid en 1935, corona una labor y una entrega a la música iniciadas desde que, niño aún, ya empezó a estudiar la guitarra clásica y la flamenca. En Francia, en España y en Estados Unidos perfeccionó esta primera vocación con Manolo de Huelva, con Regino Sainz de la Maza y con el guitarrista cubano Rey de la Torre, a su vez alumno de Miguel Llobet, uno de los heraldos de la escuela catalana. A partir de 1967 decidió consagrarse definitivamente a la música, y un año después, en Sevilla, dio el primer concierto bajo la forma que iba a repetirse hasta el presente: con la mezzosoprano Anne Perret, la primera parte de los seiscientos conciertos que ha ofrecido por todo el mundo está dedicada a la música instrumental del Renacimiento (de la que el señor De Zayas es es pecialista) y de la época barroca con instrumentos como el luth vihuela, theorba y guitarra barroca. La segunda parte de sus conciertos se consagra a la música vocal, acompañada con los mismos instrumentos. Además, Rodrigo de Zayas enseña, da cursos en univer sidades americanas y españolas y dirige para la editorial madrileña Alpuerto.

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