Coloquio de intelectuales y juristas en defensa de los derechos del niño
La celebración el pasado viernes en un colegio mayor madrileño de un coloquio promovido por el colectivo pro defensa de los derechos del niño, en el que participaron juristas, sociólogos, psicólogos y teólogos, sobre la reducción de la edad penal a los quince años y la próxima publicación de un manifiesto, que se está pasando en estos momentos a la firma, contra esta medida, constituyen los primeros indicios de lo que puede ser un amplio movimiento de opinión contra la rebaja de la edad penal de los dieciséis a los quince años, contemplada en el proyecto del nuevo Código Penal, cuyo debate se iniciará próximamente en el Congreso de los Diputados.
Con anterioridad, el Colegio de Abogados de Madrid ya se pronunció en su última junta general contra esta medida, al aceptar una moción firmada por un grupo de colegiados en contra de la reducción de la edad penal.En el acto celebrado el viernes estuvieron presentes, entre otros, los doctores Angel Sopeña y José Antonio González-Duro; los abogados Joaquín Ruiz-Giménez y Francisca Sauquillo; los teólogos Casiano Floristán y José Martín Bernal; el filósofo Fernando Savater y Eleuterio Sánchez. No pudo asistir al acto el obispo auxiliar de Madrid, Alberto Iniesta, quien, no obstante, envió una carta, en la que, tras protestar por la rebaja de la edad penal, manifestaba que «es lamentable que una sociedad que ofrece tan pocas salidas a la juventud sólo encuentre como solución la cárcel». El obispo Iniesta no dudó en calificar la medida, en caso de que sea aprobada por el Parlamento, de «paso atrás colectivo».
Retrocesos jurídicos
Joaquín Ruiz-Giménez, desde un punto de vista jurídico, opinó que la reducción de la edad penal constituía «un retroceso jurídico». «Ha sido una conquista lenta conseguir elevar la mayoría de edad penal», añadió, «¿cómo ha podido introducirse en el proyecto de nuevo Código Penal esta reducción? Me consta que los redactores del proyecto son en su mayoría muy progresivos. Desde luego, no se reducirá la delincuencia infantil y juvenil rebajando la edad penal. Lo que hay que atacar son los factores socioeconómicos que causan la delincuencia». Por su parte, la abogada Francisca Sauquillo manifestó que «el nuevo Código Penal es progresivo en muchos puntos, pero intenta cargar la sensación de alarma social que hoy existe sobre la parte más débil, que es el joven». Ruiz-Giménez insistió en que con la reducción de la edad penal se «intenta resolver el problema estadístico del aumento de la delincuencia juvenil, pero equivocadamente». Ambos juristas se mostraron de acuerdo en que al menor había que sustraerle de la órbita judicial y del ámbito del Derecho Penal, buscando otras fórmulas para el tratamiento de menores peligrosos, como pudieran ser, consejos de la infancia, en los que pudieran estar presentes los padres del niño o del adolescente afectado.Los doctores Sopeña y González-Duro estimaron inmadura, en general, la personalidad del adolescente a los quince años y manifestaron que «entrar en la cárcel con esta inmadurez les hará cometer otros delitos». Ambos negaron que los centros de rehabilitación social que el proyecto del nuevo Código Penal prevé para recluir a los jóvenes delincuentes sirvan para la misión que se les asigna. Eleuterio Sánchez expuso con emoción ante el público su experiencia carcelaria -«Ia cárcel», dijo, «pone de manifiesto un mal social profundo: la incapacidad de la sociedad para resolver los problemas del prójimo»-, y los teólogos Casiano Floristán y Martín Bernal denunciaron la falta de sensibilidad de la Iglesia, que en tiempos fue defensora de los indefensos, ante los problemas de los débiles, entre los que se encuentran los jóvenes.
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