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Jean Marais, escultor del barro

Las ocupaciones artesanales de Jean Marais colman por completo, en la actualidad, la necesidad de expresión artística del actor francés, que acaba de inaugurar en Bruselas, una exposición individual de escultura, y que, en otro tiempo, publicó libros de relatos

Jean Marais, el apuesto galán de Orfeo, la obra teatral de Jean Cocteau, en la que le acompañó, como protagonista, la española María Casares, no quiere romper, en su nueva actividad, ninguna barrera artística; se conforma con la figuración. En la muestra que acaba de inaugurar en el Salón del Hogar Ideal, de Bruselas, Marais presenta una serie de piezas realizadas en terracota y entre las que predominan figuras, vasos, platos y bustos.En una entrevista que Albino Mallo, de la agencia Efe, le hizo en Bruselas, Jean Marais definió así su trabajo artesano: «Tengo un gran respeto por la escultura, que exige tener genio y una técnica muy depurada. Por eso no me considero escultor; prefiero que me llamen ceramista.»

El descubrimiento del barro fue para Jean Marais tan importante como el descubrimiento de la expresión teatral. «Sentí que, amasándolo y modelándolo, me acercaba más a la naturaleza. Creo que el barro tiene una vida propia; él mismo te lleva a modelar figuras en las que no habías pensado.»

La dedicación de jean Marais a la escultura no es nueva. Comenzó en 1970, cuando el actor terminó de rodar Piel de asno, con Catherine Deneuve. Entonces decidió retirarse parcialmente de su actividad cinematográfica y teatral y se instaló en su finca de la región de Provenza, en Francia. Las exposiciones que ha hecho de la obra que ha ido acumulando no las ha hecho con propósitos mercantiles, porque lo que de verdad le interesa es contrastar puntos de vista de personajes anónimos, ya que está cansado de las adulaciones de los amigos.

Jean Marais tiene clara la singularidad de su arte. «Por lo general, todas las piezas que hago son ejemplares únicos. Es difícil que repita un tema, y si hago, por ejemplo, dos platos iguales es para que juntos formen un todo armónico, pero nunca para que sigan destinos separados.»

Jean Marais acepta con agrado la dureza del trato con los materiales que utiliza. «Mi dedicación actual es tan dura que solamente trabajo dos días a la semana, porque, de hacerlo con más frecuencias, acabaría con los dedos ensangrentados.»

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