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Campaña del episcopado británico contra el aborto

La jerarquía católica británica ha iniciado una campaña nacional en contra del aborto con la publicación de un extenso documento en el que afirma que «el recurso al aborto constituye una trivialización masiva y creciente de la vida humana por parte de la comunidad».

La publicación del documento, suscrito conjuntamente por primera vez por los siete arzobispos de Escocia, de una parte, y de Inglaterra y Gales, de otra, que pertenecen a conferencias episcopales distintas, coincide con el debate la próxima semana de un proyecto de ley encaminado a reformar la vieja ley del aborto, que data de 1967.El proyecto de ley, presentado en los Comunes por el diputado conservador John Corrie, pretende reducir el período de embarazo en el que se puede llevar a cabo un aborto, de las actuales veintiocho semanas a veinte.

En el documento, que tiene una extensión de 4.500 palabras y lleva el título de «derechos humanos para los no nacidos», los siete arzobispos británicos, entre los que se encuentran los cardenales de Westminster y de Edimburgo, se dirigen a «nuestros hermanos católicos, a nuestros hermanos cristianos, a nuestros conciudadanos de cualquier religión o a los que no profesan ninguna» para afirmar que, «sin el derecho a la vida de los inocentes, ningún otro derecho humano está garantizado.»

Los obispos declaran que «los nonatos pueden no haber nacido todavía, pero constituyen parte de la vida humana y, por tanto, necesitan ser defendidos. Nuestra posición en contra del aborto constituye sólo un aspecto de nuestra posición contra todas las prácticas que degradan los derechos y la dignidad humanas».

Ciento cuarenta mil abortos al año

Después de declarar que en el Reino Unido se registran más de 140.000 abortos al año, los obispos afirman que los niños no nacidos representan «una clase que está legalmente en desventaja». Cada nueva vida constituye «un ser humano con potencial», y la presente ley del aborto se aparta de un principio tradicional de la ley ante la que los débiles e inocentes tienen el mismo derecho a ser protegidos que los ricos y los poderosos.El documento analiza cuidadosamente las dificultades que pueden producirse como consecuencia del nacimiento de un niño minusválido, del peligro de vida en la madre o en los casos de violación. En cuanto al primero, los obispos manifiestan que nadie tiene el derecho a matar a un ser humano, «sobre la base de que estaría mejor muerto».

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En cuanto a los casos en que el embarazo pueda poner en peligro la vida de la madre, los obispos recuerdan que «los médicos tienen el deber de tratar como pacientes tanto a la madre como al niño no nacido, tratando de mantener el embarazo en tanto existan perspectivas razonables de salvar la vida de ambos», aunque añaden que «en los casos extremos de peligro, como el cáncer de matriz. la intervención está justificada aunque se produzca el aborto».

Por lo que respecta «a los pocos casos en los que se produce una concepción como consecuencia de una violación, la criatura concebida no puede sufrir la pena de muerte como castigo por la violación de una mujer ».

El documento de la jerarquía católica concluye con la afirmación de que «la inmensa mayoría de abortos que se practican en Gran Bretaña representan una trivialización masiva y creciente de la vida humana y una aceptación también creciente de la práctica de matar por encargo ».

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