Un homenaje al maestro del "suspense"
Este filme de Chabrol, estrenado a la semana justa de Violette Noziere puede incluirse en una vertiente bien distinta, dentro de su ya amplia carrera, que no es preciso recordar ahora. Sus comienzos en la nueva ola francesa y su libro sobre Hitchcock son de sobra conocidos. Si en su anterior película estrenada entre nosotros analizaba, como de costumbre, la burguesía francesa de los años treinta, un tiempo afín al realizador y en el que quizá por ello pueden hallarse sus filmes mejores, en este Laberinto..., menos oscuro de lo que el título promete, se limita a poner en pie un oficio rigurosamente aprendido y practicado en empeños anteriores. Su admiración por el maestro del suspense, compartido por tantos directores en un tiempo jóvenes, queda, a la hora de la realidad, muy lejos del de sus auténticos discípulos americanos, aun situando la acción de la película al otro lado del océano.Es como si Chabrol, a la hora de imitar, no se decidiera a dar del todo el salto. En el arte del cine el hecho de copiar suele recibir el benévolo nombre de homenaje. En tal sentido, Laberinto mortal vendría a ser un homenaje más al inventor de un cine mundialmente imitado. Lo malo es que un estilo, un autor, un nombre, no está hecho solamente de pura sintaxis. En Hitchcock hay algo más: del humor a la imaginación, junto con una fantasía servida por un mecanismo de lógica implacable. Ello le hace alzarse por encima de cuchilladas gratuitas, crímenes más o menos sádicos o mensajes psicológicos con que sus seguidores suelen a veces intentar salvar sus narraciones.
Laberinto mortal
Dirección: Claude Chabrol. Intérpretes: Donald Sutherland, Stephane Audran, Micheline Lanctot, Aude Landry, Lisa Langlois, Laurent Malet, Donald Pealsance, David Hemmings. Suspense. Francia.Local de estreno: Luchana 1.
En este caso la historia comienza bien, pero a medida que va tomando cuerpo y forma, convertida en diario de la víctima. se desvía por cauces demasiado convencionales., Ni el situar la trama en el seno de una familia católica, ni su leve intriga, ni algún que otro atisbo de matiz psicológico van más allá de meras anotaciones al paso.
Interpretado por Stepliane Audran, compañera en vida y en el arte, promotora de sus filmes mejores, Chabrol ha querido guardar en su manga la baza de su aparición para alzar la historia en un clima de adolescentes en sazón con problemas de vínculo familiar a la hora de acostarse, y maduros, más o menos perversos, aficionados a menores. Donald Sutherland interpreta a un agente sin esforzarse demasiado, en el estilo de los diversos actores, y que se hace extensivo al equipo, director incluido, junto con música, fotografía y demás recursos.
Babelia
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