Próxima reaparición de la revista "La Pluma"

«Hoy se produce en España el mismo fenómeno que se produjo durante el franquismo: la recuperación de talentos y hombres para fines y en servicio de ideas que nunca fueron las suyas», ha dicho a EL PAIS Manuel Martínez Azaña, sobrino nieto del que fue presidente de la República española. «Es cierto», continúa, «que hoy hay una casi extrema derecha que recupera a Azaña, un centro que también y una izquierda que apenas reacciona ante lo que esto significa».Entre los que sí reaccionan está precisamente Manuel Martínez Azaña, que con un grupo de intelectuales y escritores trata de resucitar, en un espíritu paralelo al de entonces, la revista La Pluma, que dirigiera Manuel Azaña y Rivas Cherif. «No se puede olvidar». dice Manuel Martínez Azaña, «que Azaña era un republicano y la Izquierda asiste impasible a las pompas fúnebres de la República. Y si en el diario de sesiones de las dos Cámaras parlamentarías se ha citado a Azaña más que a ningún otro político e intelectual de la época, esto indica antes que nada la cantidad de cosas que la República dejó hechas, el trabajo que dejó ya para siempre realizado».

Además de esta recuperación política y parlamentaria, está otra, más reciente y literaria, pero no menos política. Para Manuel Martínez Azaña coincide con elascenso cultural de la derecha, un fenómeno extraño pero real. «Por eso hemos fundado, refundido La Pluma. La revista ha de ser un instrumento para la contención de la ofensiva cultural de la derecha, ofensiva que se apoya en medios de comunicación masivos. Precisamente todos aquellos que han entendido este proceso encontrarán en La Pluma un instrumento para poder luchar por el crecimiento y la supervivencia de la cultura.

Del diseño de la nueva revista, que lleva el nombre -«y considera perfectamente válido su manifiesto»- de la que dirigieran Azaña y Rivas Cherif entre 1920 y 1924, se está encargando El Cubri, y están constituidos el comité de dirección y el de redacción. « En La Pluma, de Azaña». sigue su sobrino nieto. «colaboraron toda esa generación de hombres que coincidieron en los años veinte en España. Toda la generación del 98 en primer lugar. dio en ella primicias de su obra. Algunos hombres de la generación del 27 también colaboraron en estas páginas. Por tjemplo, Jorge Guillén, que ha aceptado ser el presidente de honor de esta nueva andadura de La Pluma. Con él», sigue Martínez Azaña, «están en el consejo de dirección Santiago Amón, José Luis Cano, Eduardo Galeano, Julio Vélez y yo mismo. Y en el consejo de redacción contamos con Tuñón de Lara, Julio Caro Baroja, Martín Elizondo, Ricardo Zamorano, Angel Berenguer, Pepe Caballero Bonald, Cristina Alberdi, Alicia Cid, Rosa Montero, Ibon,Sarasola, Julio Rodríguez Puértolas, Vaz de Soto, Juan Benet y la editorial Nuestra Cultura, que es la que la edita».

«Coincidimos con la otra», dice, «en un común espíritu, aunque han pasado setenta años.

Manuel Martínez Azaña vivió su infancia en el exilio de Azaña. «Lo que más le molestaba», dice, «eran dos cosas: los necios y los ineptos. Y había muchos. Su mayor preocupación, la educación del pueblo.

Y ya en el terreno de lo privado, dice «le recuerdo como un hombre grande », y no sólo de tamaño desde mi recuerdo ínfantil», serio, carinoso y muy enfermo. Le recuerdo en un sillón, tosiendo, y en algunos paseos por el jardín, cuando me admitía a su lado. Me parece casi ver su semblante serio, la cabeza ya inclinada sobre los hombros y las manos atrás, en un gesto que yo trataba de imitar y que él se dio cuenta y lo escribió alguna vez. A mí me emocionan mucho las referencias a mi persona en sus memorias... Es una lástima que tan pocos hombres de mi generación conocieran personalmente a Azaña, porque al margen de las pasiones políticas y el desenfreno de la guerra civil, es curioso que la gente que me cuenta que le conoció, no pudo verle más como el ogro, sino como un personaje hondamente humano.