_
_
_
_
Entrevista:

"Israel no debe temer el nacimiento de un Estado palestino"

« El año decisivo para Oriente Próximo será 1981, no 1980. Durante el presente año el estancamiento de las negociaciones se mantendrá si es que no se refuerza», declaró a EL PAIS Abba Eban. antiguo ministro de Asuntos Exteriores de Israel, hoy diputado y miembro influyente de la dirección del Partido Laborista. El ex ministro no manifestó temor alguno a la creación de un Estado palestino junto a Israel.

Cuando se le pregunta por las razones de este pesimismo. responde: «No soy pesimista, sino realista. Las tres principales partes interesadas no quieren remover las aguas en los próximos meses y prefieren el mantenimiento del actual statu quo. Es decir, prefieren el estancamiento a lo desconocido. Egipto está interesado, antes que nada, en la recuperación total de la península del Sinaí y no quiere, por nada del mundo, arriesgarse a un a interrupción de la evacuación israelí. Estados Unidos, por su parte, tiene las manos atadas hasta después de las elecciones presídenciales. Israel, el decir, el Gobierno de Menahem Begin, está interesado por el inmovilismo en sí mismo.»Entre tanto, «para evitar una degradación de la situación y preparar el futuro» -los sondeos predicen una victoria de la oposición laborista en las elecciones de 1981-, Abba Eban desea que su partido se «desprenda de la obsesión jordana», es decir: de la creencia de que una solución del problema palestino pasa únicamente por el rey Hussein. El ex ministro israelí considera que Israel debe manifestarse dispuesto a negociar su frontera oriental definitiva con los palestinos.

Abba Eban cree que una asociación económica y social entre Israel, Jordania y el futuro Estado palestino, siguiendo el modelo del Benelux (el acuerdo entre Bélgica, Holanda y Luxemburgo), podría contribuir al desarrollo de los tres Estados, sin comprometer su independencia y su soberanía.

Dejar de ignorar a los palestinos

Pregunta. ¿Entonces la opción jordana está enterrada?Respuesta. No he dicho nada de esto. En la diplomacia no hay que eliminar nunca las opciones, sino, al contrario, disponer siempre de un máximo de alternativas. Considero, simplemente, que la orientación exclusivamente jordana, orientación que se encuentra hasta ahora en todos los programas laboristas, está superada y no responde ya a las realidades políticas, de hoy. Ya no es un secreto para nadie: durante largo tiempo hemos negociado con el monarca jordano en vano, sin resultado alguno. Tras la conferencia de Rabat, el rey Hussein renunció, en beneficio de la OLP, a hablar en nombre de los árabes palestinos de Cisjordania y Gaza. Los acuerdos firmados en Camp David han reforzado la opción palestina. Yo no propongo excluir a Jordania, sino cesar de ignorar a los palestinos. Es necesario tenderles la mano, proponer el diálogo, la negociación.

P. «Los palestinos» es un concepto vago. Usted sabe, tanto como yo, que los palestinos, tanto en el exterior como en el interior de los territorios ocupados consideran a la OLP como su representante exclusivo. Hablando claro, ¿propone usted negociar con la OLP?

R. ¿Por qué hablar de negociaciones cuando debemos primero definir principios, criterios, para hacer posible la negociación? No somos nosotros quienes debemos elegir a nuestros interlocutores o excomulgarlos. En este sentido el presidente del Partido Laborista, Shimon Peres, declaró, el 12 de marzo d e 1979. en presencia del presidente de Estados Unidos: «El movimiento laborista apoyará la apertura del diálogo con los dirigentes palestinos que reconozcan el Estado de Israel, estén dispuestos a negociar una paz duradera y comprendan la necesidad de alcanzar compromisos que lleven a una paz justa.» Propongo que esta fórmula sea incluida en el programa oficial de nuestro partido porque es justa, realista, abre nuevas perspectivas de paz sin excluir ningún interlocutor de la otra parte.

Polémica estéril

P. ¿Ni siquiera a la OLP?R. Creo que hay que acabar con esta discusión estéril sobre cuestiones de procedimiento, en la que nos preguntamos sin cesar con quién podemos negociar y con quién no. Hemos concedido, hasta ahora, demasiada importancia a cuestiones de procedimiento, con detrimento del contenido de la negociación. La fórmula de Shimon Peres es una excelente apertura para iniciar el diálogo con los palestinos. Pero para que los palestinos vean que somos serios debemos agregar que, en el marco de una paz global. y tras la fijación de una frontera en el transcurso de la negociación, estamos dispuestos a desembarazarnos de territorios en Cisjordania y Gaza que están habitados por más de un millón de palestinos, con el fin de que esta población pueda decidir libremente su destino político y nacional.

P. Muchos israelíes temen que si dejan a los palestinos decir libremente su suerte crearán un Estado «arafatiano», cuya única vocación sería la destrucción del Estado hebreo.

R. No comparto la obsesión de quienes hinchan desproporcionadamente la amenaza que representaría para Israel el nacimiento de ese Frankenstein, un minúsculo Estado palestino. A mí me dicen que si estoy a favor del Estado palestino; soy, entonces, favorable a un Estado «arafatiano». He aquí el símbolo, de pensamiento confuso, irracional. Dado que este Estado no podrá nacer más que en una situación de paz, de una paz concluida con Israel, la Ideología de Arafat, que es un producto de la guerra y para la guerra dejaría de existir. Si no la paz no podría ser concluida y el Estado palestino no podría nacer. Uno de los problemas que más molestan, a mi entender, el proceso de paz es la tendencia a proyectar la psicología de una situación de guerra a otra de paz. Lo que paraliza, a menudo, el camino hacia la paz es la falta de imaginación y coraje políticos, la preferencia casi instintiva por soluciones superadas por fórmulas obsoletas, a las cuales se agarran impulsados por un temor irracional que ciega nuevas perspectivas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_