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La crisis en Asia central

El Consejo de Seguridad, reunido para tratar el tema

La Unión Soviética y sus aliados, incluido el nuevo régimen de Kabul, fracasaron ayer en sus intentos de impedir que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas celebrase una sesión urgente sobre la situación en Afganistán. Numerosos países participaron en el debate, que se prolongó a la madrugada del domingo, hora de Madrid.

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La reunión del Consejo de Seguridad había sido solicitada por 43 países, entre ellos España, para tratar de la «situación en Afganistán y sus implicaciones para la paz y la seguridad internacionales». Otros siete países se adhirieron el viernes a la petición, alcanzando así prácticamente un tercio de las naciones miembros de la ONU.El presidente del Consejo durante el mes de enero, el francés, Jacques Leprette, dio la bienvenida a los cuatro países que entran, por un período de dos años, en el Consejo de Seguridad: República Democrática Alemana, Nigeria, Filipinas y Túnez. El puesto restante Continúa vacante al no haberse resuelto la lucha entre Colombia y Cuba, por lo que el Consejo sólo está compuesto por catorce miembros, en vez de los quince habituales.

Al iniciarse las discusiones sobre el contenido de la agenda de esta sesión urgente, el embajador de la Unión Soviética, Oleg Troyanovsky, intervino para calificar de «infundada e inadmisible» dicha sesión, que, dijo, supone una injerencia en los asuntos internos de un país soberano miembro de la ONU.

Troyanovsky dijo ante el Consejo de Seguridad que Afganistán había sido objeto de provocaciones y ataques externos, que le habían obligado a pedir ayuda a la Unión Soviética, que envió un contingente limitado de tropas a Afganistán, de acuerdo con los derechos de autodefensa individual y colectiva reconocidos a los Estados y con la única y exclusiva misión de repeler esa agresión exterior.

El embajador soviético aconsejó a los miembros del Consejo de Seguridad que tengan «circunspección y buen sentido » y no permitan que se les utilice para algo distinto a su misión de velar por la paz y la seguridad del mundo. Para Troyanovsky, esta sesión del Consejo es un intento de renovar la guerra fría» por parte de los imperialistas.

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Estados Unidos, China, Inglaterra y otros países intervinieron muy brevemente después para expresar su opinión de que la reunión del Consejo era «necesaria y urgente» ante la amenaza para la paz y la seguridad mundiales que supone la situación de Afganistán.

"Asuntos internos"Shah Mohamed Dost, ministro de Asuntos Exteriores del nuevo Gobierno de Afganistán, pronunció un largo discurso ante el Consejo, lleno de ataques a los « imperialistas », denuncias al régimen del derrocado presidente Amin y elogios de la colaboración y la ayuda concedida por la Unión Soviética. «Los recientes sucesos en Afganistán son asuntos internos, y no de la naturaleza cubierta por el artículo 34 de la Carta de la ONU », dijo Mohamed Dost. El derrocado régimen de Hafizullah Amin, que llegó al poder en septiembre del año pasado, fue calificado de tiránico por el ministro del nuevo régimen, así como de «fascista».

«La presencia de limitados contingentes de las fuerzas armadas de la URSS en territorio afgano no debe ser utilizada por Estados Unidos y otros círculos para preservar y extender el sistema militar del imperialismo, ni tampoco como pretexto para enviar armas a Pakistán y fortalecer la presencia militar norteamericana en el océano Indico», dijo Mohamed Dost.

Una larga serie de oradores intervinieron después en el Consejo, la mayor parte de ellos críticos para con la Unión Soviética y su «invasión de Afganistán», La sesión urgente iba a reanudarse a las once de la noche del sábado, hora de Madrid.

Anoche no se había presentado todavía ningún proyecto de resolución sobre Afganistán, aunque en su intervención ante el Consejo el representante de Pakistán esbozó lo que serán posiblemente los puntos básicos de tal proyecto: retirada inmediata de las tropas soviéticas, creación de condiciones que permitan al pueblo de Afganistán elegir a sus líderes democráticamente y respeto a la soberanía e integridad territorial de este país.

Cualquier intento de pasar una resolución en este sentido encontrará sin duda el veto de la Unión Soviética, pero el presidente Jimmy Carter, en su intervención televisada del viernes por la noche, dijo claramente que si la URSS veta una resolución sobre Afganistán, Estados Unidos llevará la cuestión a la Asamblea General de la ONU, donde los cinco miembros permanentes del Consejo no tienen poder de veto.

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