Prudencia en Bonn ante la crisis afgana
El Gobierno de la República Federal de Alemania ha. reconocido indirectamente que ha recibido a través del embajador norteamericano en Bonn un catálogo de medidas de presión, decididas por el Gobierno de Estados Unidos contra la Unión Soviética, en las que, según la intención norteamericana, deberían participar también los aliados occidentales de Washington. Sin embargo, el portavoz oficial señaló que por el momento no había una toma de postura del Gobierno federal. Bonn parece dispuesto a mantener a toda costa una relativa calma respecto a la invasión soviética de Afganistán.Helmut Schmidt realizará su visita oficial a Madrid, según ha declarado la Cancillería, y por ahora no hay indicios de que también la RFA llame ostensiblemente a su embajador en Moscú con el fin de consultar. Al parecer, el embajador informará, este fin de semana, a Andrei Gromiko sobre la postura adoptada por su Gobierno respecto de los sucesos en Afganistán. El embajador alemán federal en Kabul sí que ha regresado a la RFA tras haber recomendado a sus compatriotas residentes en Afganistán que abandonen este país.
El viernes, por la tarde, se celebraban en Bonn consultas a tres niveles: dentro del Gobierno y en dos grupos de trabajo internacionales, encargados al parecer de estudiar la viabilidad de las medidas de presión contra la Unión Soviética propuestas por Estados Unidos. A su vez, la Comisión de Asuntos Exteriores del Bundestag ha sido convocada para el próximo viernes, a pesar de encontrarse aún de vacaciones, con el fin de que estudie y decida sobre un informe que presentará el Gobierno.
Por el momento, el factor más explosivo, a efectos de política interior alemana, ha sido la «comprensión» encontrada por el presidente Carter dentro del Gobierno federal respecto del aplazamiento de la discusión final sobre los acuerdos SALT Il. El canciller Helmut Schmidt y su ministro de Defensa, Hans Apel, habían insistido durante las últimas semanas en la necesidad de que la ratificación se produjera lo antes posible, con el fin de dar paso a nuevas negociaciones entre soviéticos y norteamericanos.
La oposición conservadora alemana -el CDU democristiano- ha aprovechado esta circunstancia para calificar de «falsa» la postura anterior del Gobierno y para atacar la apreciación del jefe de la fracción socialdemócrata en el Parlamento, Wehner, sobre el carácter «puramente defensivo» del armamento soviético.
El experto en cuestiones de defensa del CDU y presidente de la comisión correspondiente en el Bundestag, Manfred Woerner, ha sugerido una medida concreta: que Estados Unidos institucionalice su presencia militar, lo más fuerte posible, el océano Índico, golfo Pérsico y Oriente Próximo, en general.
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