Ultimátum del Gabinete salvadoreño a las fuerzas armadas
El Gobierno salvadoreño desencadenó el pasado domingo la más grave crisis política desde el derrocamiento, el pasado 15 de octubre, del régimen del general Romero, al lanzar su ultimátum a las fuerzas armadas de El Salvador para que se pronuncien públicamente a favor de la democratización prometida tras el golpe de Estado. La negativa acarrearía dimisiones gubernamentales en cadena.
El ultimátum fue lanzado por los tres civiles de la Junta, y ha sido apoyado por todo el Gabinete y la gran mayoría de los altos funcionarios del nuevo régimen. Para los ministros y cuadros políticos salvadoreños, el proceso politico ha dado un viraje marcado hacia, la derecha, y «la oligarquía político-militar, reforzada, frena las reformas anunciadas». Esta derecha «es precisamente la que hace que las fuerzas armadas continúen manchándose con lasangre del pueblo», afirmó el Gabinete.
Más de trescientas personas han muerto en El Salvador desde el golpe de Estado encabezado por el ala «joven y moderada» de las fuerzas armadas, que quiso restablecer la democracia en el país «antes de que el baño de sangre fuera total».
Sin embargo, a pesar del programa decididamente «revolucionario» del nuevo Gobierno, todos los movimientos de la extrema izquierda de El Salvador, para los que la Junta «no es más que otra tiranía de tipo fascista», juraron proseguir la lucha.
El Gabinete, cuyos miembros, pertenecen mayoritariamente a la Democracia Cristiana, acusa al ministro de Defensa, coronel Guillermo García, y a alguns comandantes militares de ejercer el poder militar por encima de la propia Junta de Gobierno. Se exige una reunión urgente entre el Consejo Permanente de las Fuerzas Armadas, el Gobierno y la oposición de extrema izquierda, con miras a definir la futura actitud del Ejército.
