Transmisiones peculiares
El Ministerio de Hacienda ha puesto a los clubes de fútbol en difícil tesitura. Hacienda les ha recordado que deben pagar los impuestos correspondientes a las transmisiones patrimoniales, y los cimientos de todos los estadios se han conmovido. No es fundamentalmente el dinero lo que preocupa a ciertos directivos, sino el hecho de tener que ofrecer las cuentas claras en el tema siempre delicado de los fichajes.Hasta ahora, presidentes y gerentes han hecho auténticos juegos malabares para ocultar las auténticas cifras de la operación. El que vende siempre presume de haber hecho un buen negocio, y el que compra, siempre se apunta el tanto de una rebaja sustancial.
Un modelo de contrato peculiar podría ser el que firmaron Atlético de Madrid, Elche y Rubén Cano. Según mis noticias, el contrato se habría realizado por partida doble. En uno se especificaba que el Atlético pagó veinte millones. Este se lo quedó el Elche. En otro se habría dicho que el Atlético pagó 35.
En principio, esta dualidad de contratos se estableció en función de que Rubén Cano tenía derecho, mediante cláusula contractual con el Elche, a un 15% del total de su traspaso. Efectivamente, el jugador recibió tres millones de pesetas, de acuerdo con los veinte.
Estos contratos futbolísticos son tan complejos que, a pesar de que el club madrileño afirmó que el traspaso se había realizado de club a club, hubo un intermediario amigo de los jerifaltes de la casa que, al parecer, se llevó tres millones y medio de comisión. Trabajo tiene Hacienda para atar estas moscas por el rabo.
