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Nueva tarjeta de identidad para controlar el terrorismo en Italia

Juan Arias

Muy pronto todos los italianos tendrán un nuevo carné de identidad, completamente inédito y prácticamente imposible de falsificar. Y lo más importante es que sin este documento perderán valor todos los demás hoy vigentes, desde la vieja carta de identidad hasta el pasaporte, carné de conducir, de periodista, de permiso de armas, etcétera.

Esta nueva tarjeta, con la fotografía incorporada y una cinta magnética, será la que dará valor a todos los demás documentos.Lo anunció ayer a un grupo de periodistas el subsecretario Francesco Mazzola, diputado democristiano, presidente, por delegación del jefe del ejecutivo Francesco Cossiga, del CESIS, el organismo que coordina la actividad de los servicios secretos.

Al parecer se trata de una idea que está madurando también en otros países de Europa. Se intenta con este nuevo procedimiento, en primer lugar, evitar la falsificación de documentos, tan usual hoy en Italia. Y, sobre todo, permitir un nuevo censo, para conocer exactamente las personas que se mueven hoy en la clandestinidad.

Para obtener este documento nuevo hará falta presentarse personalmente y ser identificado. Más aún: esta nueva tarjeta de identidad, antes de ser entregada, estará conectada con un cerebro electrónico, que podrá dar inmediatamente, a través de la cinta magnética, toda la situación anagráfica del ciudadano.

El diputado democristiano afirmó que hoy los servicios de policía saben que existe en Italia un ejército potencial de 100.000 terroristas, que son todos los que se mueven en el área de la llamada Autonomía Obrera, y donde reclutan sus tropas las dos organizaciones terroristas más importantes: Brigadas Rojas y Primera Línea.

Mientras tanto, dos episodios, uno en el norte de Italia, en Brescia, y el otro, en el Sur, en Sassari, han puesto estos días de manifiesto una hipótesis que ya los investigadores defendían desde hace tiempo: la connivencia entre terrorismo y delincuencia común y el uso del secuestro de personas y de los atracos, para obtener dinero por parte del terrorismo político.

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La convicción de que existe connivencia entre terrorismo político y delincuencia común fue lo que llevó al general Dalla Chiesa, hoy jefe de todos los carabineros del norte de Italia, a crear las cárceles especiales para que los detenidos políticos no pudieran «convertir» y «reclutar» en las cárceles a jóvenes presos por delitos comunes.

Rechazo de los radicales y la nueva izquierda

Aunque todas las fuerzas políticas, excepto los radicales y la nueva izquierda, han aceptado casi unánimemente las nuevas normas extraordinarias antiterrorismo, algunos juristas y sociólogos empiezan a preguntarse qué sentido tiene una mayor represión, si antes, o por lo menos a la vez, no se hace un análisis serio y profundo del terrorismo italiano y no se preguntan las fuerzas políticas cuál es la verdadera razón por la que «hoy un joven se hace terrorista en Italia y por qué mata a un desconocido».Se afirma que es un error parangonar el terrorismo de hoy con el fascismo de ayer, ya que «el fascismo era una operación del Estado, más que una iniciativa popular». Italia es la primera nación industrial con un terrorismo «difundido», sin un enemigo concreto. Es una actitud «contra toda la sociedad». Ante un terrorismo de este tipo, con una base potencial de 100.000 jóvenes o quizá muchos más, desilusionados, desesperados, envenenados por el odio hacia la sociedad, es difícil que puedan tener efecto, afirman estos expertos, las medidas extraordinarias, si no se abre inmediatamente en el país un gran debate, se adoptan reformas radicales y si no se ofrece un modelo nuevo de sociedad menos corrompida y con una clase política menos divorciada de la sociedad real y de sus problemas concretos.

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