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Arabia Saudí acepta subir los precios a 26,4 dólares si Libia no sobrepasa los treinta dólares

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ENVIADO ESPECIAL Los trece ministros de Petróleo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) prolongaron ayer hasta altas horas de la madrugada sus intensas negociaciones para llegar a una estructura uniforme de los precios del crudo que regirán durante la primera mitad del año 1980. Pero tras tres días de discusiones inútiles no se descartaba en el hotel Tamanaco, de Caracas, donde tiene lugar la 55 conferencia ministerial, que los ministros se vieran forzados a extender por un cuarto día sus negociaciones con tal de llegar a un acuerdo unitario. En lugar de celebrar sus reuniones en la sala de conferencias del hotel Tamanaco, el jeque Yamani, ministro de Petróleo de Arabia Saudí, tradicional moderador del cártel petrolífero, llamó a los doce ministros restantes a su habitación para, en una reunión cerrada, en la que se trató de alcanzar un acuerdo para mantener la estructura unificada de los precios.

A primeras horas de la madrugada (hora de Madrid), los ministros permanecían encerrados en la suite del ministro de Petróleo de Arabia Saudí, jequeYamani, considerando una propuesta de una comisión técnica que sugería un aumento del 10% sobre el precio de referencia de veinticuatro dólares que el país árabe, principal exportador de la OPEP, había establecido tan sólo hace una semana. Dicho aumento, que Arabia Saudí terminó por aceptar después de intensas consultas de Yamani con su Gobierno, implicaría un precio marcado para el arabian light de 26,40 dólares por barril; un incremento de hasta 45 % en el precio mínimo fijado en la última conferencia de Ginebra el pasado junio.Pero profundas diferencias sobre los llamados precios diferenciales, que, dependiendo las diferentes calidades de crudo y la cercanía del mercado, otros países deseaban para sus respectivos crudos, imposibilitaba a últimas horas de ayer la llegada a un acuerdo. Arabia Saudí condicionó su aceptación del nuevo precio de veintiséis dólares a que el resto de países, principalmente Libia e Irán, no incrementasen el suyo por encima de treinta dólares.

Según fuentes seguras, este tipo de solucíón, que había sido analizado horas antes por una comisión técnica, era todavía rechazada por el grupo radical de la OPEP, en función de que no les permitía incrementar sus precios según las condiciones del mercado.

En realidad, el acuerdo significaba una vuelta a la estructura de precios unificados, salvo los diferenciales lógicos de calidad y primas de mercado, que existían con anterioridad a la reunión de junio.

En este sentido no se descartaba que se llegase a una solución intermedia durante la madrugada que rigiera interinamente en el mercado hasta una próxima conferencia extraordinaria de la OPEP, a celebrar en Tiaf (Arabia Saudí) el próximo mes de marzo.

Otras versiones previas, y sin ninguna confirmación, señalaban que los trece ministros habían estudiado la posíbílidad de establecer una nueva estructura de precios, completamente distínta a la existente desde Ginebra, se crearían tres nuevos precios de referencia, de 24,26 y 30 dólares, que permitirían a los trece miembros del cartel cobrar por sus crudos la cantidad que deseasen, teniendo en cuenta que sobre esos precios se podrían añadir los diferenciales Y primas a la calidad y al mercado que se acordaron en la anterior reunión ordinaria. Esta posibilidad fue descartada.

La OPEP, rota

La confusión reinante en este tercer día de sesiones de la 55 conferencia ministerial de la OPEP era tan grande -en gran parte, por la negativa de cualquier portavoz a hablar- que también llegó a circular una tercera versión. Esta indicaba que Arabia Saudí, Qatar y Emiratos Arabes mantendrían sus veinticuatro dólares de precio de referencia hasta el 1 de enero de 1980 y luego actuarían según las fuerzas del mercado hasta la convocatoria de la sesión extraordinaria en Arabia Saudí, a celebrarse posiblemente en marzo.

Cualquiera que sea el resultado en la cuestión de precios que adopte la OPEP en Caracas, lo que parecía claro es que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) estaba inconscientemente celebrando su acta de defunción como cartel económico o, lo que es lo mismo, como organismo encargado de fijar unos precios fijos para el crudo. En los casi veinte años de historia de la OPEP nunca se ha celebrado una sesión ordinaria ministerial tan enfrentada y con tantos factores políticos influyendo sobre las conclusiones del encuentro.

Las posiciones radicales de Irán y Libia, que defendían la tesis de incrementos adicionales sobre los anunciados la semana pasada de hasta 34 y 35 dólares por barril, imposibilitó la llegada de un acuerdo razonable en la conferencia. Irán amenazó varias veces con mantener los 35 dólares que pedía para su petróleo durante el primer semestre del año, cualquiera que fuese la decisión mayoritaria que alcanzase el cartel. El ministro iraní y miembro del Consejo Revolucionario, Ali Moinfar, argumentaba que ese precio era el coste de las fuentes altemativas de energía, por lo que consideraba que el mercado mundial podría soportar tal incremento.

Del mismo lado estaba Libia, pero con una ligera diferencia con Irán, señalaba que la estructura de precios debía ser similar a la de Ginebra (un precio máximo y otro mínimo) y que el abanico de precios debía ir desde veinticuatro hasta 34 dólares. El ministro libio, Ezzedim Ali Mabruk, señalaba que no había contradicción en su propuesta con el sistema de precios diferenciales y con las primas previas, pese a que su propuesta rompía la fórmula matemática que tradicionalmente ha existido en la OPEP para fijar los precios de las diferentes calidades de crudos sobre el llamado precio marcador o de referencia.

La tercera posición fuerte en la discusión de precios partía de Arabia Saudí, que amparándose en el informe de la comisión económica mantenía que el precio de referencia no podría superar los veinticuatro dólares, tal como la situación económica mundial y las tres variantes empleadas en su determinación (valor del dólar, inflación mundial y coste de los productos manufacturados) aconsejaba. Tradicionalmente, la recomendación del comité económico ha sido aceptada por la conferencia, aunque a veces se le ha añadido diversas primas por las circunstancias del mercado.

La cuarta posición que se presentaba como mediadora era defendida por Nigeria, un país que ya tiene su crudo de buena calidad al máximo de treinta dólares del mercado. Nigeria defendía un incremento del 10%-15% sobre el precio marcador del arabian light, precisamente el anunciado por los cuatro moderados hace una semana, sobre el que debían añadirse los diferenciales, las primas y una prima extra o nueva sobre seguridad en el mercado.

La tesis nigeriana, al presentarse como mediadora, aparentemente habría recibido el apoyo de Venezuela y un segundo grupo de países intermedios, como Kuwait, Gabón, Indonesia, Argelia, ya que teóricamente permitía conciliar las posiciones extremistas de Libia e Irán con la moderada de Yamani. Fuentes venezolanas insistieron en que Yamani, el hombre que siempre ha abogado por aumentos razonables en los precios, había cedido en el último momento.

En cualquier caso, sobre el precio de 26,40 dólares de referencia, todavía habría que añadir los díferenciales y primas por la calidad y las condiciones del mercado, lo que hacía suponer que los incrementos acordados en Caracas supondrán subidas superiores al 45% sobre el precio de junio de 1979, y el doble sobre el que se estableció en marzo en la conferencia extraordinaria de Ginebra.

Las repercusiones sobre la economía española serán enormes, ya que se superarán todas las previsiones realizadas sobre los precíos. A los incrementos esperados del 10%-20% sobre los precios de junio habrá que añadir un 20% adicional, que elevará nuestra factura petrolífera para el año 1980 hasta 13.000 ó 14.000 millones de dólares.

Ritmos de producción

Las dificultades para alcanzar un acuerdo sobre precios han imposibilitado también la llegada a un acuerdo sobre el segundo tema importante de la agencia: la reducción de la producción de los trece países de la OPEP quedan en li habrían utilizado el argumento de la reducción de la producción para obtener ventajas en el lado de los precios.

Eventualmente, pues, los trece países de la OPEP quedaron en libertad para mantener los niveles de producción que deseen a lo largo de la primera mitad del año 1980. Libia, Irán, Venezuela y Kuwait anunciaron su intención de reducir sus propias producciones, mientras que el resto señalaron que no lo harán, en virtud de las necesidades de recursos financieros que tienen.

No obstante, parece previsible que la producción general de la OPEP se vea reducida en el primer semestre del año 1980 por las condiciones propias del mercado. El cálculo de los expertos es que la demanda y consumo de crudo en Occidente sufrirá un fuerte retroceso por dos factores: la recesión económica y el actual nivel máximo de los stocks de los países consumidores, también acompañado por la acumulación de los stocks de los países productores.

En el tema financiero, el dólar será mantenido como indicador o unidad de cuenta del valor del barril del petróleo, y cada país quedará en libertad para cobrar su crudo en la moneda que desee. La introducción de una «cesta de monedas» como unidad de cuenta quedó relegada al Comité de Estrategia de la OPEP, que se reunirá hoy en la capital venezolana,

En el último capítulo, la ayuda al desarrollo, los trece ministros aprobaron, en principio, el incremento del fondo OPEP en 1.6,00 millones de dólares, hasta un total de 4.000 millones. La propuesta venezolana y argelina para convertir este fondo en una agencia, o banco de la OPEP fue relegada al Comité de Estrategia, así como la segunda propuesta para dotarlo de unos recursos de 20.000 millones de dólares.

Al cierre de esta edíción, los riínistros de la OPEP habían abandonado la suite Tamanaco, donde se encontraba Yamani, y un ministro declaró: «No hay acuerdo todavía.» «Esperamos alcanzarlo por la noche», añadió.

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