Gran emoción durante la visita al Congreso del parlamentario liberado
Sobre las dos menos diez de la tarde de ayer llegó al Congreso de los Diputados Javier Rupérez, apenas cumplidas las veinticuatro horas de su liberación. Rupérez, que vestía traje gris y ofrecía un semblante cansado, dio muestras de gran emoción nada más acceder al pasillo y recibir los primeros abrazos por parte de Antonio Jiménez Blanco, portavoz de UCD.Inmediatamente penetró en el hemiciclo, y la Cámara, que en ese momento escuchaba al centrista Alberto, Cuartas, inició una ovación, que los diputados mantuvieron durante varios minutos, puestos en pie, mientras Rupérez ascendía hacia su escaño -el 140- haciendo gestos de agradecimiento.
Para entonces, la actitud emocionada de Rupérez se hizo más visible. El presidente de la Cámara, Landelino Lavilla, tomó la palabra y dijo: «Señor Rupérez, con la misma emoción con que ayer dábamos la noticia de su liberación, esta Cámara celebra hoy su presencia. Ese escaño ha estado vacío durante un mes, y ahora vuelve a contar con la presencia de su señoría. Las cosas vuelven a ser lo que nunca debieron dejar de ser. Esta es una hora buena para su señoría, para el Parlamento y para España.»La sesión prosiguió normalmente, y al finalizar, sobre las dos y media de la tarde, Rupérez fue saludado y abrazado por numerosos diputados de todos los grupos. Juan María Bandrés, de Euskadiko Ezkerra, le abrazó, y en la conversación pudo oírse cómo Rupérez contestaba «ya hablaremos». Cuando abrazó al peneuvista Marcos Vizcaya, Rupérez le rogó que hiciese llegar al presidente del Consejo General Vasco, Carlos Garaikoetxea, un abrazo y su agradecimiento muy sincero.
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