Manuel Pereira: "Somos los hijos de la imaginación"

Manuel Pereira, escritor y periodista cubano, de 31 años, acaba de publicar en España su primera novela, El comandante Veneno, que ha conocido dos ediciones cubanas, y que aparece ahora en España con el sello de la editorial Laia. Después de ésta, apareció en Cuba otra novela, El ruso, y un par de libros de poemas. El comandante Veneno es una novela barroca y política, que cuenta las experiencias de los jóvenes que participaron en la célebre campaña de alfabetización cubana. Y algo más: «Es un libro sobre mi generación, la de los que teníamos sobre diez años cuando triunfó la revolución en Cuba. Y también sobre el encuentro entre dos culturas, la urbana y la rural, cuya combinación hace posible el socialismo en Cuba.»

« La campaña de alfabetización fue más que un hecho pedagógico: más que enseñar a leer y escribir a un millón de analfabetos. Fue un fenómeno cultural: fue el encuentro de dos culturas, la urbana y la rural. Y nuestra generación tuvo el privilegio histórico de asistir a lo que primero fue un choque y luego una combinación de los conceptos de estas dos culturas, en un proceso clave para poder desarrollar el socialismo. »Sobre el lenguaje, Manuel Pereira se reconoce como barroco «Es la lengua de la imaginación dijo a EL PAIS, «y nosotros, los cubanos, los latinoamericanos somos los hijos de la imaginación. » En una línea barroca reco noce a sus maestros: «Cervantes para empezar por España, y José Martí, el más cubano de los cubanos, pero que estudió en Es paña y en España aprendió el en canto de la palabra, que luchó contra España y la amó tanto. Colón, cuyo Diario es la primera obra americana y el inventario fundamental de nuestro modo de ser, nuestra geografía y nuestra ecología. Y Quevedo y Góngora, por dar con los más lejanos. » «Los más cercanos, padres y amigos, Carpentier y García Márquez. Y Lezama Lima, un padre y amigo muerto.»

«También tengo a mi padre verdadero, que no es novelista conocido, pero que vive su vida como una novela. Yo la escribiré alguna vez: él vivió una sociedad que le negó la cultura libresca; el socialismo me permite el lujo de vengarle. De escribir lo que él no pudo. Y tengo a mi madre, que es gallega, modista, actriz frustrada, sorda, un ser irreal. Y a mi abuela, que es la cólera, la tozudez y la ternura. Y les nombro a todos porque creo que un novelista que no tiene una familia por detrás no es posible. Ya sólo me falta el gran padre, el social, que es la revolución.»

Sobre el barroco dice Manuel Pereira: «Es la forma natural de expresión americana. Cuando los descubridores pisaron tierra americana llevaban en sus cabezas los gérmenes del barroco. Eran hombres de la contrarreforma, que llevaban consigo toda la imaginería de la época, las novelas de caballerías, todo ese mundo. En América, en México, por ejemplo, encontraron una cultura también barroca, templos, imágenes, serpientes embrujadas. Así que fue el encuentro de dos barrocos, de dos culturas de imaginación desbordada. Dé todo esto salimos nosotros, que somos los hijos de la imaginación. Además, nuestra vegetación es barroca, son barrocas nuestras formas de pensamiento. Y la revolución cubana es barroca. »