El ex comandante en jefe del Ejército boliviano pide el pase a la reserva
El ex presidente boliviano y ex comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, general David Padilla, ha solicitado su «retiro y pase inmediato a la reserva activa», ante la división que se observa en las filas castrenses. En sendas cartas dirigidas ayer al general Armando Reyes Villa, nuevo comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Padilla manifiesta su «profunda preocupación» ante la división del Ejército en dos bandos irreconciliables.
El 1 de noviembre pasado, un grupo de militares derechistas, encabezado por el coronel Alberto Natusch, se apoderó del palacio de Gobierno, e intentó, durante dieciséis infructuosos días, gobernar el país.El intento de golpe fue repudiado por el general Padilla, entonces comandante en jefe, y por numerosos militares, que prefirieron pasar a la clandestinidad y solidarizarse con el Gobierno constitucional de Walter Guevara Arze.
Tras la derrota del golpe, y con el nuevo Gobierno legal de la presidenta Liclia Gueiler, la derecha militar, aunque desprovista de sus principales exponentes, controla importantes guarniciones, mientras que los sectores «institucionalistas» han sido prácticamente marginados por sus adversarios.
El primer cuerpo de Ejército, con asiento en Orurc, a doscientos kilómetros al sur de La Paz, publicó el miércoles una lista de 39 ex jefes y oficiales de alta graduación, entre los que figura Padilla, a los que califica de «antiinstitucionalistas».
El ex presidente Padilla sostiene que resulta «paradójico» que ese calificativo lo usen «quienes viola ron la constitución política del Estado, causando un gravísimo daño a la naciente democracia», con el frustrado golpe de Estado del 1 de noviembre.
El general afirma que el «relajamiento de la disciplina ha llegado a extremos inconcebibles», y que los que lanzan comunicados desde la institución militar, buscan « futuros acomodos y prebendas, incluyendo destinos y ascensos».
Advierte que por este camino de la división, puede llegar con facilidad el «aniquilamiento» del Ejército, y de las Fuerzas Armadas, y que hay «fuerzas extrañas que estimulan una mayor división en nuestras filas ».
El general Padilla fue el propulsor de la democratización de Bolivia, aspecto que nunca fue bien visto por la derecha militar. El 8 de agosto pasado entregó el Poder al presidente civil Walter Guevara, ahora destituido por la acción del golpismo, y pasó a ser el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.
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