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El fútbol español ha vuelto a 1959

El deporte español ha vuelto donile solía. Gracias al ministro de Cultura, Clavero Arévalo, se ha podido recuperar un decreto de 1959, a fin de declarar de interés nacional el partido Spórting-Madrid. Hemos recuperado veinte años que teníamos olvidados en una carpeta. Hemos reingresado en el túnel del tiempo para recordar cómo el ministro de la Gobernación, Camilo Alonso Vega, prohibió la eliminatoria europea contra la URSS. Hemos vuelto al túnel del tiempo para ver a Kubala huir de la concentración, en París, para pasarse la noche en el cabaret Paprika. Hemos vuelto a la glucosuria, al final de la época torera de Mario Cabré, al nacimiento internacional de Santana y a La chacha, Rodríguez y su padre, con Queta Claver en vedette escultural.

Clavero Arévalo quíere ver desde su casa el Spórting-Madrid y para ello ha desempolvado el decreto de 4 de junio de 1959 que, entre otras cosas, decía: «Las federaciones nacionales y entidades integradas en la Delegación Nacional de Deportes de FET y de las JONS estarán obligadas a permitir la retransmisión sonora y visual de cuantos espectáculos organicen.»En 1959, la mayoría de los españoles no tenían televisión, pero oía a Matías Prats cantar las glorias del equipo español, en el que estaban Di Stéfano, Kubala, Suárez y Gento; la selección. nacional jugó victoriosamente dos encuentros ante Polonia en eliminatoria de la Eurocopa, pero no pudo enfrentarse a la URSS porque el entonces ministro de la Gobernación, Camilo Alonso Vega, se negó a que una selección soviética trajera su bandera roja con hoz y martillo a un estadio español. La UEFA impuso una multa a la Federación Española, que presidía el doctor Lafuente Chaos, de 10.000 francos suizos.

En 1959, ganó Liga y Copa el Barcelona, con lo que falló aquel decreto, que según el personal, obligaba al Madrid a ser campeón; España jugó y perdió en París ante la selección gala y la noche antes del encuentro Kubala se fugó de la concentración. El divo húngaro fue encontrado, de madrugada, en el cabaret Paprika, rodeado de compatriotas suyos y dulces señoritas francesas. Aquella derrota se achacó al hecho de que los jugadores, como estimulante, tomaban zumo de naranja y glucosa y, al decir de algunos, la glucosuria les impidió rendir a tope. El trío seleccionador lo formaban los doctores Costa, Gabilondo y Lazcano.

En 1959, en Barcelona, las voces de oro de la radio que competían con la de Matías Prats eran las de Federico Gallo, Jorge Arandes, María Matilde Almendros y Juanjo Castillo -entonces aún no había inventado lo de « ¡entró!, ¡entró! » -en el programa Fantasía; ya se cantaba el Sigma agapi mou, que nos habían traído los griegos al Festival del Mediterráneo; en los bailes juveniles comenzaba a sonar el Dúo Dinámico y, en Valencia, Raimon era un estudiante de filosofía que besaba a su novia en el, altillo del bar La Lonja..

Fred Galiana había conquistado Europa con sus puños, y el 18 de junio de aquel año, Federico Martín Bahamontes ganó en el Parque de los Príncipes el Tour. El beso al ganador fue de su esposa Fermina. En Sevilla se declararon curristas. Aquel año tomó la alter nativa Curro Romero, para quien no había sido dedicado el Romance de valentía que cantaba su futura suegra, doña Concha Piquer. Mario Cabré, que ya había interpreta do Pandora con Ava Gardner, le dio la alternativa al salmantino Manuel Martín. El torero-poeta estaba en su ocaso y todavía no pensaba en hacer Reinapor un día. Andrés Bosch, ex boxeador, ganaba con su novela La noche, dedica da al mundo de las doce cuerdas, el Premio Planeta.

Clavero Arévalo, por decreto, nos ha hecho más jóvenes y nos ha retrotraído a nuestras frustraciones. Sobre todo, a la de Queta Claver, que nos cantaba que «Salomon, el sabio, tenía toda la razón y las cosas se arreglan, solas».

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