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Preocupante punto muerto en la crisis de Estados Unidos e Irán

Trece días después de la ocupación de la embajada norteamericana en Teherán, la crisis continuaba sin perspectivas de solución a corto plazo, y en Washington se recibían con inquietud tanto las nuevas amenazas contra los rehenes como los indicios de una escisión creciente entre las autoridades iraníes y los activistas islámicos que ocupan la legación diplomática.El presidente Jimmy Carter, que habla hecho el jueves sus comentarios más duros desde que se iniciara la crisis de Irán, respondió ayer con gesto sombrío y un seco no a la pregunta de si se había registrado alguna evolución favorable para la puesta en libertad de los rehenes durante las últimas horas.

Carter convocó a la Casa Blanca a los gobernadores estatales para discutir con ellos medidas de conservación energética que permitan hacer frente a la suspensión de las importaciones de 700.000 barriles diarios de crudo iraní. Repitiendo que Norteamérica no está dispuesta a «vende r su libertad a cambio de petróleo», Carter instó a los gobernadores a imponer medidas de restricción en el consumo que lleven a un descenso del 4%, reservándose la posibilidad de imponer medidas obligatorias.

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(Viene de primera, página)

Informes de prensa ampliamente distribuidos ayer en Washington indicaban que los estudiantes musulmanes que ocupan la embajada han amenazado con endurecer el tratamiento dado a los rehenes si el sha abandona Estados Unidos con destino a otro país que no sea Irán. La salida del antiguo monarca, una vez terminado su tratamiento médico, posiblemente con dirección a México, se considera aquí como más que probable para dentro de una semana o diez días.

Pero estas nuevas amenazas plantean dificultades inesperadas a la Administración Carter, que confiaba en que, una vez que el sha abandonara territorio norteamericano, serían posibles conversaciones tendentes a la liberación de los rehenes.

Al mismo tiempo, las contradicciones entre las palabras de miembros del Consejo de la Revolución o del Gobierno provisional iraní y las manifestaciones de los ocupantes de la embajada plantean el problema del «interlocutor válido». En medios del Departamento de Estado se, subraya el papel creciente que parece desempeñar el ministro en funciones de Asuntos Exteriores, Abol Hassan Banisadr, y se espera que el nombramiento del nuevo Gobierno clarifique la situación. En su discurso, el jueves, Carter dijo que las autoridades iraníes eran completamente responsables de la seguridad de los rehenes.

El Departamento de Estado revisó ayer sus estimaciones sobre el número de rehenes, e indicó que, según sus noticias, hay retenidos 62 ciudadanos norteamericanos y diez empleados de la embajada de otras nacionalidades, entre ellos un italiano, un filipino y varios hindúes y paquistaníes. Aparte de los rehenes y los periodistas, hay sólo cincuenta norteamericanos en Irán, añadió el portavoz.

La retirada durante las próximas tres semanas del ayatollah Jomeini no era motivo de especial preocupación en Washington, ya que en ocasiones anteriores el líder islámico ha tomado períodos de descanso similares y ha estado en contacto constante con el Consejo de Revolución, aunque no ha recibido a ningún extranjero.

Los más optimistas piensan que el tiempo juega ahora a favor de Estados Unidos y que Irán, totalmente aislado en la escena internacional, tendrá que acceder finalmente a la condición norteamericana de negociar únicamente cuando se haya puesto en libertad a los rehenes. A cambio de esta liberación, Washington podría acceder a la celebración de un Consejo de Seguridad en la ONU, donde se trataría el tema de los crímenes del sha, pero descarta por completo cualquier posibilidad de extradición de éste.

El clima antiiraní continúa creciendo de costa a costa de Estados Unidos y podría incrementarse aún más si se confirma que el atentado con bomba contra un avión de pasajeros registrado la noche del jueves fue obra de un grupo de activistas iraníes.

El avión, de American Airlines, volaba desde Chicago a Washington cuando una pequeña bomba hizo explosión en la bodega, llenando de humo la cabina de pasajeros y obligando a un aterrizaje de emergencia, sin que se produjeran víctimas. El explosivo iba en un paquete postal y fue detonado por un altímetro adosado, que se activó al alcanzar el avión una determinada altitud.

Varias llamadas telefónicas a medios informativos de Chicago reivindicaron el atentado para un grupo de activistas iraníes.

(Más información en página 43)

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