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La crisis iraní provoca graves trastornos en los mercados cambiarlo y petrolífero

La crisis de Irán dominó ayer, por tercer día consecutivo, la atención de los centros bancarios y petrolíferos mundiales, al tiempo que la Casa Blanca informaba, a través de su portavoz oficial, Jody Powell, que varios países europeos, incluidos Francia, la República Federal de Alemania e Italia, han prometido cortar sus suministros de crudo iraní si el problema norteamericano-iraní desemboca en un enfrentamiento. Simultáneamente, Libia solicitó a última hora del jueves una reunión extraordinaria de la OPEP, para estudiar algún tipo de sanción contra Washington por parte de las naciones árabes, en represalia de las medidas estadounidenses contra Irán.

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La reunión extraordinaria de la OPEP parecía descartable, dada la opinión de algunos países, contraria a la politización del cartel, pero en algunos círculos no se descartaba que Libia, el país árabe más radical, adoptase medidas financieras similares a las ya decididas por el Gobierno islámico de Teherán. Ayer, por ejemplo, el Gobierno iraní decidió solicitar a sus clientes petrolíferos el pago de sus facturas en moneda distinta al dólar.El problema financiero internacional, creado por la decisión del presidente Carter de congelar los depósitos bancarios iraníes en los bancos norteamericanos, comenzaba ayer a originar problemas para algunos bancos estadounidenses.

Como primera medida, sin embargo, la Chase Manhattan Bank y el Banker Trust Company anunciaban, siguiendo el ejemplo del Citybank, que habían decidido utilizar los fondos iraníes depositados en sus sucursales como pago anticipado de las deudas contraídas con ellos por el Gobierno iraní. La decisión de estos dos bancos parecía orientada a justificar de alguna manera la congelación de esos fondos y, asimismo, como medida clarificadora, ante los países productores de crudos, de que sus fondos no corrían ningún riesgo en los bancos norteamericanos.

Otro problema surgido en el conflicto se concretó en la actitud de algunos bancos centrales europeos, que comenzaron públicamente a quejarse de la actitud de Washington de impedir a sus bancos la entrega al Gobierno iraní, o a otros bancos europeos de los fondos depositados por las autoridades iraníes en las sucursales en el extranjero de los bancos estadounidenses. En concreto, varios países europeos contestaron la autoridad de Washington para congelar dichos fondos en un territorio sobre el que no tienen soberanía.

No obstante, Washington restó importancia a estas señales de alerta que parecían surgir en Europa y, a través del portavoz presidencial, anunciaba que el presidente Carter contaba con la solidaridad de sus aliados europeos. Jody Powell confirmó una información del New York Times, según la cual, Francia, la RFA e Italia, entre otros Gobiernos europeos, habían prometido solidaridad a Washington en el tema iraní, inclusive con una promesa verbal de suspender sus compras de petróleo iraní.

Esta información fue desmentida ayer por el portavoz del-Ministerio de Economía, quien negó ante la prensa que EEUU hubiese solicitado a la República Federal de Alemania que reduzca sus importaciones de petróleo iraní. Sin embargo, el canciller Schmidt respaldó indirectamente la postura norteamericana, al declarar que «si alguien pretende conscientemente crear una guerra económica, cortando los suministros de petróleo, tendrá que contar con una reacción conjunta de los países occidentales».

La irreversible situación petrolífera

En cualquier caso, la crisis norteamericano-iraní no ha hecho más que sacar a la superficie un problema larvado en el mercado mundial de petróleo y que puede remontarse a la caída del sha. La actitud del nuevo Gobierno iraní de limitar, primero, su producción de petróleo (ha pasado de seis a tres millones con Jomeini). y utilizar, luego, su crudo como un arma política, ha creado unas tensiones político-económicas sin precedentes entre los países consumidores, especialmente los occidentales.

Un informe de procedencia norteamericana, elaborado bajo la supervisión del Departamento de Energía, calculaba que la OPEP producirá en 1980 unos tres millones diarios de barriles; es decir, un 10% menos, aproximadamente, de los 31 millones de barriles que produjeron por término medio en 1979.

Otro estudio británico, elaborado por una firma privada, señalaba que el barril de petróleo, que en términos ponderados se situaba su costo en veinticinco dólares, el pasado octubre, podría llegar a veintinueve dólares a finales de año. El estudio británico, elaborado por los agentes de bolsa de la firma Grievenson Grant and Co., señalaba que el aumento, que algunos consideran muy optimista, no correspondía a la realidad del mercado, ya que la demanda de crudos estaba descendiendo vertiginosamente y se calculaba, para los países de la OCDE, que en 1980 será un 2 % menos.

Advertencia de Yamani

Una nota pesimista sobre el crecimiento de los precios era adelantada ayer por el jeque Yamani, ministro de Petróleo de Arabia Saudí, que en una entrevista con un periodista finés, adelantaba que, aunque su pais defendía una política moderada de precios, un notable aumento de los mismos sería inevitable en la próxima sesión ordinaria de la OPEP, en Caracas, el próximo 17 de diciembre.

Por otro lado, la amenaza de Irán sobre el dólar, al negarse a recibir dólares como pago de sus exportaciones de crudos, introducía ayer un nuevo elemento de distorsión en los mercados cambiarlos. El dólar, que registró negativamente la congelación de los depósitos iraníes, continuó ayer su descenso paulatino en los mercados europeos y japoneses, pese a los esfuerzos de los bancos centrales para mantenerlo a flote.

La amenaza iraní fue anunciada en una entrevista con el diario parisiense Le Monde de uno de los responsables del ministro de Asuntos Exteriores, Bani Sadr. El ministro iraní señalaba que exigirá el pago del crudo iraní en una cesta de monedas en la que estará excluido el dólar. Estas monedas serían el franco suizo, el marco alemán, franco francés y, para el caso de Japón, el yen. Algunos expertos señalan, sin embargo, que será difícil materializar esta acción, pese a lo cual su impacto sobre el dólar será inmediato.

Sin embargo, el ministro de Petróleo iraní desmintió implícitamente al ministro de Exteriores, asegurando en unas declaraciones que su país seguiría cobrando en dólares su petróleo.

(Más información en página 5.)

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