Ruptura abierta en el Ejército boliviano
Las tensiones acumuladas en el Ejército boliviano a raíz del golpe de Estado del 1 de noviembre ha salido espectacularmente a la luz pública con el anuncio de que los generales David Padilla, jefe del Estado hasta agosto pasado, y Jorge Terrazas, ex jefe de Estado Mayor, van a ser juzgados por su oposición pública al régimen del coronel Alberto Natusch.El general Padilla está desde ayer bajo arresto domiciliario. Se desconoce el paradero del general Terrazas, y en Oruro ha sido arrestado el comandante del primer cuerpo de Ejército, general Luis Palacios.
En la madrugada del miércoles fueron detenidos los tenientes coroneles López Leyton y Gary Prado, ex ministro del general Padilla y hombres clave del sector democrático de las fuerzas armadas.
Padilla y Terrazas han sido calificados por el comandante en jefe de las fuerzas armadas, Edén Castillo, de «desertores» y «trabajores a la institución castrense". La galerna militar, que anticipa la provisionalidad de cualquier acuerdo a que el coronel Natusch llegue con el Parlamento y la Central Obrera Boliviana (COB), se produce mientras el mando castrense lanza comunicado tras comunicado afirmando la total unión del Ejército con el coronel Natusch.
Han vuelto a estancarse las negociaciones tripartitas entre el sector dominante de las fuerzas armadas, el Parlamento y la central obrera para buscar una salida a la crisis. La COB, en una reunión plenaria sostenida ayer, a la que no acudieron los mineros, decidió aplazar hasta hoy su pronunciamiento sobre un eventual triunvirato de gobierno. Los líderes de los 200.000 trabajadores afiliados declararon que necesitan más tiempo para consultar con sus bases, antes de avalar la salida buscada por el sitiado Gobierno del coronel Natusch.
En la reunión tripartita concluida en la madrugada del miércoles, las fuerzas armadas llegaron a retirar la imposición de Natusch como su candidato único a la presidencia de un Gobierno provisional con participación obrera y parlamentaria. EL PAIS ha sabido que los militares sostuvieron inicialmente la incuestionabilidad de la figura del coronel golpista, para pedir después un pronunciamiento sobre la viabilidad de un triunvirato.
La alternativa planteada al final de esta segunda ronda de negociaciones en La Paz puede resumirse así: una «solución constitucional», que reconozca al Congreso como depositario de la voluntad popular y devuelva el poder a uno de sus representantes, o bien lleve a la formación de un poder tripartito provisional sin la presencia del coronel Natusch.
El general Padilla volvió a pronunciarse, momentos antes de su detención domiciliaria, por la devolución del poder al Parlamento. El ex presidente boliviano, respondiendo a los ataques del comandante en jefe de las fuerzas armadas, ha sido contundente: «Ellos, los golpistas, son los verdaderos traidores al pueblo y a la institución armada. El general Edén Castillo es un ambicioso que ocupa su puesto actual solamente porque se ha comprometido con la sublevación.»
La Paz era anoche un hervidero de rumores sobre lo insostenible de la situación. Según los sectores de donde proceden, se prepara un golpe por la derecha que consolide de una vez por todas lo que el coronel Alberto Natusch no ha sido capaz de afirmar en catorce días de reinado. Para otros, se estaría incubando un contragolpe, violento o institucional, según la relación de fuerzas, desde los sectores más moderados de las fuerzas armadas.
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