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La Alianza Atlántica podría renunciar a mil cabezas nucleares

La Alianza Atlántica (OTAN) podría renunciar a mil cabezas nucleares si progresasen unas futuras conversaciones sobre desarme atómico en los dos bloques. El canciller Schmidt ha dado a conocer esta «oferta de la OTAN» ante los diputados de la fracción socialdemócrata del Bundestag de Bonn. Por el momento, no se conocen otros detalles de esta oferta occidental, sobre la que ha informado únicamente, y en primera página, el diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung. A última hora de la tarde, la fracción socialdemócrata esperaba aún la entrega por el canciller Schmidt del texto del discurso pronunciado ante ella a puerta cerrada.

Si la oferta a la que hizo mención el canciller Schmidt se refiriese a los Pershing II, cohetes dotados de tres cabezas nucleares, la reducción de estas mil cabezas atómicas significaría la supresión de 36 misiles de este tipo. A la RFA le corresponderán los cohetes Pershing II, lo cual sitúa la propia oferta muy por debajo de lo que parece prometer a simple vista. En todo caso, y así parecen verlo los sectores socialdemócratas menos partidarios del rearme nuclear, no debe olvidarse que la supresión de los Pershing II, con un alcance de hasta 2.000 kilómetros, no significa demasiado, si se mantiene al tiempo inalterable el número de los Cruise, con una autonomía de hasta 3.700 kilómetros. Esto comportaría únicamente que Gran Bretaña se sentiría «más amenazada» en el caso de un ataque soviético, pero no que la capacidad de iniciativa y de réplica de la OTAN fuese menor.

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El discurso del canciller Schmidt

La intervención del canciller Schmidt ante su fracción parlamentaria parece haber estado orientada expresamente en dos sentidos, tal como analiza el Frankfurter Allgemeine. Schmidt ha tratado de invitar con su «contraoferta» a la Unión Soviética para que renuncie a nuevas «aplicaciones propagandísticas» como las que se producen estos días insistentemente. Moscú repite sin cesar que Occidente no está dispuesto a responder a la mano tendida de los países del Pacto de Varsovia. Por otra parte, el canciller no pierde de vista a su propio partido, un sector importante del cual no acaba de asimilar el indigesto manjar que se le ofrece a base de rearme con voluntad negociadora.El canciller ha quedado, sin embargo, en una postura centrista gracias a una nueva intervención clarificadora del oponente a la cancillería, el líder democristiano Franz Josef Strauss. El jefe del Gobierno de Baviera ha criticado al canciller por su empeño en animar a los norteamericanos a ratificar el acuerdo SALT II. «No es asunto nuestro», ha dicho Strauss, «repartir consejos y hasta instrucciones en favor de la ratificación del acuerdo.»

Strauss, a su vez, ha calificado de absurda la condición interpuesta por la RFA para aceptar la instalación de los misiles atómicos en su suelo. Para él, depender de la voluntad de otros Gobiernos aliados es como si un enfermo se resistiese a tomar un medicamento en tanto no lo aceptase también su hermana sana.

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