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El coronel Natusch, decidido a mantenerse en el poder en Bolivia

Representantes del Parlamento, la Central Obrera Boliviana (COB) y el Ejército, se encuentran reunidos desde las once de la noche, hora de Madrid, en el Senado de La Paz, para intentar un compromiso que saque a Bolivia de su más seria crisis de Estado en muchos años. El Congreso celebrará hoy una sesión extraordinaria para ser informado del curso de las negociaciones.

Nada hace pensar que el coronel Alberto Natusch, autor del golpe de Estado del 1 de noviembre, esté dispuesto a inmolarse por propia voluntad, como lo exigen el Parlamento, que no reconoce a su Gobierno, y la COB. En una breve conferencia de prensa ante los enviados internacionales, celebrada en la madrugada del lunes, Natusch a firmó que está dispuesto a mantenerse en el poder.En la plaza de Murillo, sede del Congreso y de la Presidencia de la República, se respira un ambiente de gran tensión. La delegación militar, que llegó al Parlamento con tres cuartos de hora de retraso, fue recibida a los gritos de «¡Asesinos, asesinos!», por centenares de manifestantes congregados ante el edificio. Los mismos gritos fueron dirigidos poco después hacia los balcones del palacio presidencial. La reunión tripartita se celebra a puerta cerrada, en un Congreso ocupado por fuerzas militares.

La comparecencia de Natusch ante los periodistas se produjo tras dos aplazamientos en los días precedentes. Visiblemente nervioso ante las cámaras de televisión y flashes. Natusch justificó su sublevación como «necesaria para salvar a Bolivia del naufragio de un parlamentarismo inoperante» y declaró que espera un cambio de la actitud norteamericana hacia su Gobierno.

«Perdone, señor periodista, no he leído los periódicos de hoy», fue la respuesta de uno de los soldados de guardia en el Palacio Quemado, sede la presidencia, cuando fue preguntado por un informador extranjero sobre cuál de las personas que acababan de entrar rápidamente y bajo una cerrada escolta era el coronel Alberto Natusch. El hombre fuerte de Bolivia mantiene hasta ahora un enclaustramiento total, roto solamente para hablar por televisión o reunirse con sus colaboradores.

Las calles de La Paz fueron ayer escenario de una manifestación contra el Gobierno de facto implantado hace doce días. Una misa en la iglesia de San Francisco, convocada en memoria de «los muertos en la lucha por las libertades democráticas», fue el pretexto para una nueva reaparición del presidente constitucional, Walter Guevara. Guevara dijo a los miles de congregados, que portaban banderas bolivianas con crespones negros, que él sigue siendo el único presidente legítimo y que no piensa renunciar. Gritos de « ¡Viva el doctor Guevara Arze!», «¡Viva el pueblo!» y «¡Muera Natusch!» corearon su aparición.

En las últimas horas se han acrecentado los rumores de clausura del Parlamento si el poder legislativo no se pliega a la solución de cogobierno propugnada por el sector dominante de las fuerzas armadas. Un ministro del Gobierno Natusch dijo ayer a EL PAIS que el Congreso es un poder «difunto». El único interlocutor que interesa a las fuerzas armadas, prosiguió, es la Central Obrera Boliviana, a cuyo frente está «un hombre serio», Juan Lechin. Según esta fuente, Natusch es inamovible, y no va a haber otra huelga general: « La gente se acostumbra pronto a las nuevas situaciones.»

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«El Grupo Andino sólo tiene un valor moral para Bolivia», dijo el colaborador de Natusch. «A La Paz le interesa ahora, sobre todo, un eje con Brasilia o Buenos Aires, nuestros auténticos socios comerciales, además de Perú, con quien formamos una unidad geoeconómica.»

Los mandos militares han sostenido numerosas reuniones previas a la negociación que comenzó anoche. «No hay unidad, pero hay disciplina», dijo ayer a este enviado una fuente militar de entera solvencia. La cuestión, apuntó, es si la disciplina va a prevalecer hasta el final o dará paso a las discrepancias que existen en el seno de las fuerzas armadas sobre el Gobierno actual. El coronel Alberto Natusch está apoyado fundamentalmente por un grupo castrense de su mismo rango y con mando de armas.

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