El presidente francés intenta desdramatizar el "caso Boulin"
El presidente de la República Francesa, Valéry Giscard d'Estaing, intenta desdramatizar las consecuencias del «caso Boulin», que, en su opinión, no existe.La remodelación ministerial se limitaría hoy al reemplazamiento del ministro de Trabajo. El presidente galo, tras los dos días de retiro en el campo para reflexionar sobre la situación francesa, almorzó ayer a medio día, al terminar el Consejo de Ministros, con el señor Barre.
Mientras la mayoría de los franceses se inquietan ante el clima creado por la serie de escándalos (Boulin, Giscard-Bokassa, Barre) y la clase política de la mayoría se desgañita ante una oposición que parece declararse inútil, el señor Giscard ha optado por «las alturas». Ayer, en el consejo de Ministros, estimó que lo importante «es aportar dignidad a la vida democrática» y que cada uno de los ministros, bajo pena de castigos serios, debía dedicarse a su trabajo, al margen de «los rumores, insinuaciones y calumnias, vengan de donde vengan», según reafirmó un poco más tarde el primer ministro.
Es decir, los rumores de elecciones anticipadas que agitaron a los medios políticos durante la semana última, quedan descartados en la medida en que ello depende del presidente.
Hoy será nombrado un nuevo ministro de Trabajo para reemplazar al señor Boulin, que se suicidó hace nueve días, y hacia el día 20 del mes en curso se supone que el señor Giscard, a través de la TV, dará una explicación quizá más amplia a sus conciudadanos.
Frente a la actitud «soberna» del presidente, la clase política de la mayoría continua viviendo en un clima nervioso, agitado por amenazas e insinuaciones de los líderes, gaullistas o giscardianos, que dejan entender mucho, pero que no favorecen la clarificación del tenebroso affaire.
El Partido Socialista francés, que hasta ahora guardó silencio «por decencia» interpeló en la Asamblea Nacional ayer al Gobierno y le preguntó si está dispuesto a «averiguar la verdad».
Laurent Fabius, el diputado socialista encargado de la interpelación, dijo que la prensa extranjera habla de «la Francia de los escándalos», y quiso saber si los interesados van, por fin, a dar explicaciones al pueblo francés.
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