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RELIGION

Las finanzas del Vaticano preocupan a los cardenales, reunidos en Roma

Juan Arias

Los 120 cardenales de todo el mundo, reunidos desde el lunes en Roma, trabajarán durante todo el día de hoy y mañana discutiendo en grupos lingüísticos las relaciones que les han sido presentadas sobre la estructura de la curia, las finanzas vaticanas y la Iglesia y la cultura moderna. De todos ellos, el de las finanzas es el que más ha atraído la atención de la opinión pública y de algunos cardenales. Los alemanes han protestado porque no había sido previsto un grupo alemán (sólo latín, español, italiano, francés e inglés) y han sido en seguida escuchados. Alguien comentó que había sido una ofensa a los cardenales que más dinero mandan a las arcas vaticanas.

Los cardenales más abiertos, sobre todo los del centro de Europa, piensan que, en realidad, estas reuniones son más formales que «productivas», ya que no es posible en tan poco tiempo tocar temas tan importantes, pero están todos tan ofuscados por la gran personalidad de Wojtyla que en los contactos con ellos no es posible sacarles más que elogios al Papa. Lo que sí manifiestan es un verdadero deseo de conocer la verdad sobre las finanzas del Vaticano. Hasta ahora, decía ayer un cardenal americano, sabemos sólo que algunos periódicos hablan de un déficit de quinientos millones de pesetas, otros de veinte y otros que el Vaticano tiene dinero «para parar un tren», pero que lo administra mal. También se habla de que el Vaticano perdió con la quiebra del Banco de Sindona más de ochocientos millones de pesetas, mientras hay quien asegura que Sindona advirtió con tiempo al Vaticano y que pudieron traerse de Suiza deprisa y corriendo por lo menos una buena parte.Todas las indiscreciones hacen pensar que el verdadero motivo de esta reunión es exclusivamente el problema financiero de la Santa Sede y que los otros temas fueron añadidos para cubrir. De hecho, más de un cardenal se preguntaba ayer que no sabía lo que podía significar un tema tan general como «Iglesia y cultura» cuando existen tantos problemas concretos y urgentes, como el problema de la píldora, del celibato, del divorcio, de Lefèbvre o del ecumenismo.

A última hora de ayer no había sido aún posible saber si la sala de prensa del Vaticano dará o no, por lo menos, un resumen sobre las tres ponencias presentadas a la discusión de los cardenales. Desde que éstos han puesto el pie en Roma, los informadores italianos y extranjeros no disimulan su malhumor, por el modo como el Vaticano está tratando a los informadores. Primero, todo debía ser secreto, incluso el discurso inaugural del Papa. Después, por la noche, llamaron urgentemente a algunas agencias de prensa para comunicarles que el texto del discurso estaba a su disposición.

En realidad, el discurso era genérico. El Papa explicaba y redimensionaba el hecho de la convocatoria a Roma de todos los cardenales. Dijo que lo habían pedido los mismos cardenales durante las asambleas del precónclave. En aquella ocasión habían podido observar que era importante que se conocieran mejor y que se reunieran, no sólo como «electores» del Papa, sino también como sus consejeros en los problemas más urgentes de la Iglesia. Ni más ni menos. El Papa se acordó de aquella petición y les ha llamado a Roma para discutir con él los tres problemas mencionados.

El Papa se defendió contra quienes habían dicho que esta importancia dada a los cardenales era contra la colegialidad y contra el Sínodo. Según el Papa, también estos encuentros formaron parte de la colegialidad y nada quitan al Sínodo, el cual seguirá reuniéndose cada tres años para tratar temas más generales.

Después, el Papa volvió a rechazar una interpretación del concilio como vuelta hacia atrás, pero también como una fuga hacia adelante. El cardenal decano Confalonieri dio las gracias al Papa por su obra de «restauración moral» durante su primer año del pontificado y subrayó el hecho de que haya invitado a «todos los cardenales». Era una alusión a los cardenales de más de ochenta años, invitados por el Papa, aunque no pueden participar en el cónclave, según una disposición de Pablo VI.

El Papa les ha dicho también a los cardenales que, como el tiempo es poco para la discusión, pueden dejarle por escrito todas las sugerencias que les parezcan oportunas.

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