El Consejo de la Revolución, fiel a Jomeini, asume el control del poder en Irán
El ayatollah Ruhollah Jomeini aceptó ayer la dimisión de su primer ministro, Mebdi Bazargan, y de su Gobierno moderado y traspasó las. funciones ejecutivas al Consejo de la Revolución Islámica, cuya principal labor será la de preparar un referéndum que sancione la nueva Constitución y la celebración de elecciones legislativas y presidenciales.
Con la desaparición de Bagarzan, Jomeini concentra en sus manos toda la dirección del país, ya que el Consejo de la Revolución está formado por quince personas, fieles incondicionales del ayatollah.Por otro lado, parece quedar eliminada así la lucha por el poder entre sus seguidores y la oposición liberal y laica, que apoyaba al primer ministro dimitido, por considerarle uno de sus más firmes aliados frente a Jomeini.
Bazargan se vio rebasado por los acontecimientos a raíz de la ocupación de la embajada norteamericana en Teherán por grupos de estudiantes que contaban con el apoyo de Jomeini. Los estudiantes incluso censuraron duramente su labor al frente del Gobierno.
Para hacer frente a estas críticas, el Gobierno Bazargan adoptó, el lunes, una serie de medidas, como la anulación del tratado de amistad firmado con Estados Unidos, en 1959, y del pacto firmado con la Unión Soviética, en 1921, que autorizaba la intervención soviética en Irán en el caso de que se viese amenazada su frontera con este país. El Gobierno Bazargan se manifestó dispuesto, incluso, a imponer el embargo petrolífero contra Estados Unidos.
Ocupación de la embajada
Casi a la misma hora de hacerse pública la dimisión de Bazargan, los estudiantes islámicos, que desde el domingo ocupan la embajada norteamericana, secuestraron a otros dos súbditos norteamericanos; la directora de una sociedad cultural y su adjunto, para unirlos a los cerca de sesenta funcionarios estadounidenses retenidos como renenes en la representación diplomática.
Ayer por la mañana, los estudiantes, en su comunicado número quince, amenazaron con la ejecución de sus rehenes, en el caso de que Estados Unidos optase por una intervención militar para «liberar a los espías» retenidos.
Informaron también que continuará la ocupación de la embajada en tanto no sean atendidas sus demandas: extradición del sha y ruptura de relaciones diplomáticas con Estados Unidos.
Por otro lado, estudiantes islámicos ocuparon también ayer el consulado de Irak, en la ciudad de Kermanshad. Las relaciones entre Teherán y Bagdad se deterioraron a raíz de que el régimen iraní acusara al iraquí de injerencia en sus asuntos internos y de apoyar a los rebeldes.
El nuevo giro que han tomado los acontecimientos en Irán ha sido acogido con disgusto y preocupación en los medios occidentales. Un portavoz del Foreign Office británico informó ayer en Londres que el Consejo de la Revolución iraní había prometido reforzar la vigilancia en las embajadas europeas, pero dudó de que las autoridades de Teherán pudieran controlar a los grupos islámicos.
Mediación de Waldheim
Informaciones enviadas por la embajada británica, ocupada durante breve tiempo el lunes, señalan que los manifestantes contaban con el apoyo de la jerarquía religiosa y que sólo se retiraron de la sede diplomática cuando llegaron otros grupos armados.
Mientras tanto, el secretario general de las Naciones Unidas manifestó ayer su «extrema preocupación» por la situación creada con la ocupación de la embajada norteamericana en Teherán. En una declaración efectuada a través de un portavoz, Kurt Waldheim afirma que ha entrado en contacto con las dos partes con el fin de buscar una solución al problema.
El secretario general de la organización mundial puso de relieve que existen una serie de convenciones internacionales que garantizan la seguridad de los diplomáticos y del personal de las embajadas y consulados, así como de sus familiares.
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