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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Desde Euskadi con honor

(Secretario general del Partido Socialista Vasco-ESB. Miembro del Comité Permanente Nacional de HB)Debo empezar diciendo que la presencia de una voz de Herri Batasuna (HB) en esta tribuna está motivada por la firme convicción de que, como dije hace un año en Madrid, en la introducción a una tormentosa mesa redonda sobre terrorismo, tanto para ustedes los españoles como para nosotros los vascos, el diálogo abierto, el debate a fondo y, la clarificación política sobre lo que ustedes denominan «problema vasco» no puede ser más que beneficioso para todos, con la única condición de que el mismo hecho del diálogo no sea desneutralizado y manejado como arma por una de las partes.

Esto es lo que habría ocurrido si HB hubiera utilizado esta tribuna en el período de campaña del referéndum, porque entonces nuestra presencia aquí hubiese contribuido a dar la impresión de que este periódico daba un trato igualitario a ambas partes, cosa que no ha existido ni en este medio, ni en ningún otro durante dicha campaña, y que, precisamente, ha constituido una de sus características más notables, lo cual, unido al contexto antidemocrático y represivo en el que se ha desarrollado aquélla, así como a la falta de credibilidad democrática del mismo escrutinio, con miles de irregularidades y centenares de mesas impugnadas, han hecho que este referéndum pase a la historia con el calificativo de «sucio» que era característico de los referendos franquistas.

Hoy, pasado el día 25 -a pesar de que este periódico seguía dedicándonos hace pocos días en un editorial palabras e imágenes de asociación tan poco veraces y corteses como «violencia», «coacciones», «represalias», «amedrentamiento», «imponer mediante las armas y el terror», «plebiscitos amañados de los sistemas totalitarios», etcétera..., y aunque la desigualdad de trato hacia HB sigue, y seguirá siendo, un hecho-, el precio de lavar un poco la cara de este diario con jabón democrático al hablar en esta tribuna bien merece la pena pagarse, si a cambio podemos, como decía antes, llevar algo de diálogo y clarificación a los revolucionarios, progresistas o, sencillamente, liberales lectores españoles.

Entrando en materia, hay que calificar el resultado del referéndum, para HB, como de «muy positivo», pues el mismo supone un semifracaso de los partidos de la reforma de Euskadi, reforzados esta vez con partidos políticos que, como el PNV, se opusieron a la Constitución española hace menos de un año, Constitución de la que el Estatuto refrendado no era sino su aplicación a Euskadi.

Semifracaso porque la ofensiva política de las fuerzas proestatuto iniciada el 17 de junio con la prohibición a HB de reunir a sus electos en Pamplona para constituir la Asamblea Nacional Popular Vasca (EHBN), que debía haber redactado un Estatuto nacional de Autonomía, reforzada con la aprobación del Estatuto de la Moncloa, el 18 de julio, y lanzada a tope en la campaña del referéndum, no ha conseguido su propósitó de arrastrar masivamente al pueblo vasco en pos de sus planes de una autonomía descafeinada y ha chocado con la Firme oposición de HB.

Bipolarización

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El resultado del referéndum ha mostrado la polarización del electorado de las tres provincias occidentales de Euskal Herría en dos bloques de un peso muy semejante: el de los ciudadanos que «dan crédito» o quieren creer que este Estatuto, aunque no sea el deseado, puede ser al menos un punto de partida válido para empezar a mejorar las cosas (53,1 %), y el de los ciudadanos que no dan crédito, no se fían, de que este Estatuto vaya a valer ni siquiera para eso (46,8%).

El bloque de las fuerzas proestatuto ha conseguido, por los pelos, superar el listón del 50% de «síes», pero lo ajustado del resultado, el contexto antidemocrático y represivo de la campaña, y la poca fiabilidad del propio escrutinio, permite calificar el resultado para aquel bloque de «victoria pírrica», es decir una falsa victoria establecida sobre un resultado dudoso, gracias al favor de los partidos del bloque proestatuto, desde la UCD hasta el PNV y sus partidos auxiliares, en «interpretar» y manipular las frías cifras del resultado.

No voy a caer en ese juego tan divertido de la «prestidigitación aritmética electoral», que tiene la curiosa propiedad de que permita demostrar todo lo que quiera el prestidigitador de turno, como nos lo demuestra el mismo editorial del día 27 de este periódico, o el «informe técnico de expertos muy solventes». que citaba el señor Mellá cuando decía que el efecto de arrastre de HB en la abstención era del 2,71%; observen la precisión de centésimas a que llegan los expertos, en este caso verdaderamente notable, de aquel juego.

La frivolidad de semejantes afirmaciones puede dar una idea de la necesidad que tienen las fuerzas pro Estal.uto de « demostrar» que el referéndum es un éxito para ellas y un fracaso para HB. Evidentemente el volumen de estas exageraciones está en relación directa a la distancia que media entre el éxito que necesitaban y el semifracaso que han obtenido.

No voy a hacer pues, ni interpretaciones de estimaciones, ni valoración de la composición de las franjas de la abstención, sólo diré dos cosas perfectamente demostrables y comprobables. La primera, que con votos contantes y sonantes el PNV y sus partidos auxiliares -no han logrado llevar al sí todos los votos que obtuvieron en las generales, y, la segunda, que todos los millones de la campaña del CGV a favor de la participación no han conseguido elevar ésta, desde el principio hasta el final de la misma, más que en un 0,8%.

Todo lo anterior nos permite afirmar con razonable prudencia que en esta batalla de «todos a una contra Herri Batasuna», el bloque de las fuerzas pro Estatuto ha chocado contra un muro, el muro de la izquierda abertzale, que ha mantenido cuantitativamente sus posiciones, si es que no las ha incrementado, y todo ello en una situación de absoluta inferioridad de medios.

Esta realidad ya se ha empezado a abrir paso entre la maleza de tergiversaciones y de manipulación que rodeó en las primeras horas a los resultados y empieza a hablarse de empate, o de «tablas». Pero esto, aunque desde un punto de vista aritmético podría ser cierto, desde un punto de vista político no lo es en absoluto, porque HB emerge del choque con su programa intacto y con la necesidad de hacer únicamente pequeñas correcciones en su línea política-, pero, algunas de las principales fuerzas del bloque pro Estatuto «han quemado en la batalla todos sus cartuchos», prometiendo que con la aprobación del Estatuto vendría la amnistía, las FOP se irían, Navarra se integraría, el paro se aliviaría, vendría la paz... y Euskadi sería feliz como termina la popular habanera, y ahora se van a ver en la necesidad de traicionar ese programa porque no lo pueden cumplir, lo que les va a obligar a hacer drásticos reajustes en sus líneas políticas, con las consiguientes pérdidas de credibilidad para ellas y aumento del prestigio y credibilidad de HB, que sale así enormemente fortalecida de la batalla del referéndum.

El Estatuto llega tarde

En relación con el ambiente que ha conseguido al referéndum cabe señalar la total falta de «entusiasmo» que el resultado ha producido, no sólo entre los dirigentes políticos del bloque pro Estatuto, declaraciones para la galería aparte, sino sobre todo entre el pueblo cuando, de acuerdo con el significado histórico teórico del hecho, según aquellas fuerzas, se trataba nada menos que de la fecha en la que el pueblo vasco conseguía su vieja y sentida aspiración al autogobierno. En el fondo, tanto los políticos como el pueblo saben que este Estatuto llega tarde y que de por sí no soluciona nada de la profunda crisis económica, social y política de Euskadi. Parece que el Gobierno español sigue en esto la política fatal de todas las metrópolis enfrentadas a un problema de lucha de liberación nacional, la política del too little, loo late, «demasiado poco, demasiado tarde».

Ahora, con más claridad que nunca, se va a poner de manifiesto, en muy pocos meses, que la única salida de la situación aceptable para todos sin dejar el honor de nadie en el vestíbulo, como gusta de decir Telesforo Monzón, está en el programa de HB, programa que, como se sabe, no propugna la independencia y el socialismo, sino un autogobierno real y unas condiciones políticas auténticamente democráticas, programa que el Gobierno español debería de meditar seriamente.

La integración de Navarra, la legalización de los partidos HASI y LAlA, la salida de los presos... serían unos primeros pasos que darían la vuelta a la situación en Euskadi de la noche a la mañana. ¿Hay alguien que pueda afirmar que estos puntos son inaceptables para los trabajadores y para todos los demócratas españoles?

Las clases dominantes españolas se empeñan en ensayar por tercera o cuarta vez en un siglo una democracia parlamentaria para España sin autogobierno real para las nacionalidades del Estado, y esto la experiencia histórica demuestra que es imposible.

Sin autonomía real para Euskadi no hay democracia real para España, aunque también es verdad la frase inversa y ello por el simple hecho de que democracia en Euskadi es precisamente autonomía y la democracia en el marco de cualquier Estado es algo estructuralmente indivisible. Ustedes, ciudadanos espanoles, deben comprender que sin autonomía real para Euskadi estarán siempre marcando el paso a la idea inversa, que ya la ha aprendido nuestro pueblo desde hace años, y por ello la lucha del pueblo trabajador vasco es y ha sido solidaria con todas las luchas democráticas y obreras de todos los demás pueblos del Estado.

Pero, puede que todo esto no dure eternamente y que nuestro pueblo, cansado de luchar en solitario por la democracia y autonomía para todos, enf ile una nueva vía larga y difícil, pero cada vez menos imposible, cuya salida podría significar democracia e incluso socialismo para Euskadi y dictadura militar para España, la vía directa hacia la independencia nacional.

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