Los modelos económicos socialistas
Respecto al artículo de fondo de título «El Nobel de Economía y el Tercer Mundo», aparecido el 23 de octubre, he de manifestar mi amigable y total desacuerdo, no sólo por su contenido, sino también por sus tendenciosas conclusiones, así como la falta de objetividad y veracidad histórica del mismo.El modelo de desarrollo soviético tendrá muchas deficiencias, pero lo que es innegable son sus resultados, ya que este país se ha convertido en la segunda potencia mundial, y en algunos campos, en la primera.
Es totalmente injustificable el achacar el fracaso globalizado de los. países del Tercer Mundo a un despegue económico por culpa de los modelos socialistas, cuando éstos han sido aplicados en una superminoría de los mismos, y curiosamente con los resultados más positivos y con un aumento general del nivel de vida de todo el pueblo; en cambio, la gran mayoría de países ha seguido las directrices del modelo opositor y evidentemente el resultado está ahí.
Comenta la crisis generalizada del modo de producción socialista, cosa totalmente incierta, puesto que los problemas que puedan tener no son debidos a una crisis estructural, como la que sufre el sistema capitalista, con su secuela de parados e inseguridad a todo nivel, sino simplemente cierto rebote de la crisis capitalista y problemas prácticos debidos a una excesiva rigidez.
Más adelante, cuando hace referencia a China, y da por sentado el tremendo fracaso del gran salto adelante, debido a esta industrialización desaforada, como elemento determinante de todo el fracaso, habría que mentar la consigna general que hizo el presidente Mao en 3958 al pueblo chint. Tomar la agricultura como base y la industria como factor dirigente.
Aquí no es el momento adecuado para sacar conclusiones del gran salto adelante, pero sí se puede decir que no todo fue negativo, puesto que hubo una movilización, concienciación y empleo de un inmenso pueblo, y dio anticuerpos a una economía que podía elevar su productividad sin necesidad del apoyo exterior.
En estos momentos no se puede saber exactamente el nuevo rumbo económico de China; lo que sí es cierto es que siempre la agricultura ha sido factor dominante.
Ahora parece que se quieren quemar etapas en cuanto a la industria de tecnología avanzada, pero para ello es necesario la colaboración, que equivale a negociación, y esto a concesión. El futuro dirá.
Pero nunca que la revolución cultural fue una catástrofe incalculable. Esto, ni tan siquiera merece respuesta; es demagogia.
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