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Refréndum del estatuto vasco

Normalidad y calma en las votaciones del País Vasco

En un clima ciudadano de tranquilidad, que contrastaba con lo desapacible del clima atmosférico, un millón y medio de vascos se pronunciaron ayer, por acción o por omisión, en torno al Estatuto de Guernica. A esa tranquilidad, unánimemente resaltada en los medios políticos como característica de la jornada, contribuyó probablemente la ausencia de miembros de las FOP en las proximidades de los colegios electorales, aunque las patrullas fueron constantes por las carreteras y calles de las tres provincias.

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Los únicos conatos de incidentes se originaron ante el intento, por parte de algunos interventores de Herri Batasuna, de impugnar los votos emitidos por los ciudadanos que presentaban para su identificación un documento diferente al nacional de identidad. En Vitoria, tras la protesta elevada por el PSOE a la junta electoral, recordando lo establecido al respecto por la ley, el incidente quedó rápidamente resuelto, según un portavoz socialista, «en términos amistosos». En otros colegios, los presidentes de mesa tuvieron que intervenir contra el intento de algunos representantes de Herri Batasuna de apuntar en una lista, y de manera indiscriminada, datos procedentes de los documentos nacionales de identidad.Por lo demás, excepto el desalojo durante media hora del colegio nacional Cándido Ruiz de Gurtubay, de Vitoria, por amenaza de bomba, el ambiente general fue de gran calma. Curiosamente, esa calma era mayor en la calle que en los centros oficiales, como la Diputación de Vizcaya, donde, a la una de la tarde, varios consejeros del CGV recibían con alivio un primer adelanto de resultados que mostraba una tendencia a la participación superior en cinco puntos a la registrada en las elecciones municipales.

El diputado del PNV Xabier Arzallus. que tan activamente intervino en la ponencia redactora del Estatuto y posteriormente fue uno de los negociadores del mismo en Madrid, llegó a las once de la mañana al colegio electoral instalado en la Universidad de Deusto, de Bilbao, centro en el que por varios, años mantuvo una cátedra. «Poner en marcha el destino de tu pueblo es una suerte histórica», comentó después de depositar su voto de «bai» (sí) al Estatuto de Guernica.

Para Xabier Arzallus la puesta en marcha del mismo «significa una recuperación, un camino de reconciliación con el poder central y una posibilidad de realización -aunque parcial- de nuestro pueblo, y también un camino de solución a los problemas internos, como la violencia».

Respaldo mayoritario

En opinión del diputado nacionalista, un porcentaje de participación superior al 60% puede ser considerado como «respaldo mayoritario al Estatuto. Ese respaldo», afirmó, «lo necesitamos forzosamente para llevar un apoyo moral, popular, ante la dura negociación que se inicia con el Gobierno a partir de ahora. No podemos ir allí en situación de inferioridad. Por otra parte, debo decir que si hay un rechazo grande del pueblo vasco al Estatuto. que no sea motivado por el miedo o la coacción, yo, desde luego, me sentiré desautorizado en mi línea política».

El tema de la violencia es el que más preocupa a Xabier Arzallus. «Me preocupa», dijo, «la actitud de ETA. Yo soy partidario de hablar con esa gente; hay que tener en cuenta que ellos consideran que han luchado por conseguir todo esto y que, de alguna manera, otros se llevan el éxito o el logro. Debemos ser amplios, comprensivos, ceder si es necesario, siempre que, efectivamente, podamos llegar a un acuerdo pacífico, para trabajar juntos por un desarrollo lo más amplio posible del Estatuto.»

Coincidía con esta idea Ramón Rubial, ex presidente del CGV y presidente del PSOE, quien, sin embargo, matizó: «Pero ETA militar debe enterrar las armas y la dinamita, para insertarse luego en la vida política y empezar a trabajar con todos nosotros en la puesta en marcha de un autogobierno real, que nos hace falta. »

El viejo luchador obrero afirmó al acercarse a las 12 de la mañana a las urnas con un voto sí: «Voy a votar con el mismo calor con que el día 18 de julio de 1936 salí a la calle para defender aquel Estatuto. Aquello me costó diecinueve años de cárcel. »

Declaró Ramón Rubial a los periodistas que los socialistas van a dar por el Estatuto lo que sea posible, «que creo será mucho». «Este Estatuto», añadió, «abre el camino para la participación, no sólo de socialistas, sino de todo el pueblo vasco. Yo dejaría a un lado todas las ideologías para sacar adelante en los próximos meses el país, y sacando adelante el país, que luego cada uno adopte la línea que más le convenga. »

La abstención de "Ortzi"

A esa misma hora, en su despacho de Portugalete, localidad obrera de la margen izquierda, el abogado Francisco Letamendía Ortzi recibía a clientes, leía la prensa y repasaba textos para un nuevo libro. Iba a abstenerse en el referéndum. «Siento no votar porque nosotros no somos antiestatutistas», declaró a EL PAÍS, «pero estamos en contra de este Estatuto porque está encorsetado en una Constitución que rechazamos. Me hubiera gustado votar hoy un Estatuto en el que se hubieran recogido las enmiendas autonomistas que habían propuesto Euskadiko Ezkerra y el propio PNV, y que desaparecieron en la negociación del Estatuto realizada en la Moncloa.»

Para Francisco Letamendía, el de ayer fue «un día relativamente poco importante para Euskadi». «Creo», señaló, «que el momento de negociar una autonomía de verdad no ha llegado todavía.»

Contestó apasionadamente el dirigente de HB a la acusación que se hace a la coalición de haber redactado de prisa y corriendo un Estatuto alternativo al de Guernica. «Eso no es cierto», afirmó. «Tenemos unas bases de Estatuto redactadas desde noviembre. Por la prensa se podrá confirmar. Tras una etapa de discusión asamblearia se pensaba discutirlo en junio a niveles más amplios, pero nuestra Asamblea Nacional Popular Vasca, que iba a celebrarse en Echarri Aranaz, fue prohibida y reprimida. Nuestro Estatuto es más autonomista y más completo que el de Guernica, que no resuelve las reivindicaciones independentistas y socialistas, y ni siquiera las autonomistas.»

Francisco Letamendía considera que después del 25 de octubre Herri Batasuna reconsiderará su actuación política. «Tenemos», dijo, «que salir de esa actitud numantina de estar contra todos, que venimos observando por necesidad. Pienso que debemos apoyar a las fuerzas que aspiran a una verdadera autonomía, contra los recortes que va a imponer el centralismo, y apoyar también a las fuerzas obreras, que defienden los intereses de los trabajadores frente al capitalismo, hayan votado o no el Estatuto de Guernica. A partir del día 25 debe iniciarse una vuelta a la razón. Es necesario que se nos dé una baza para que podamos tener autoridad moral de cara a nuestra gente; es preciso que disminuya la agresividad que hemos vivido en los últimos tiempos y que desaparezcan esos ataques de las gentes que, conociendo nuestra trayectoria política, se atreven a llamarnos fascistas. »

El diputado nacionalista Marcos Vizcaya, que tuvo una activa participación en la redacción y posterior negociación del texto autonómico, expresó su «especial satisfacción al votar un Estatuto que el pueblo reconoce como suyo y en el que, por mi parte, reconozco fases o ideas defendidas por mí durante su gestación». De cara al futuro, Marcos Vizcaya se mostró de acuerdo en que la batalla decisiva «está delante, y no detrás de nosotros», pero matizando que « para esa batalla es vital el resultado del referéndum». Y ello, explicó, «tanto de cara a la negociación con el Gobierno de las transferencias que den contenido concreto al Estatuto como de cara al esfuerzo por persuadir a quienes hoy rechazan esta vía, y en particular a ETA, de que se integran a la tarea de reconstrucción de Euskadi».

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