El socialdemócrata danés Jorgensen tendrá que tomar medidas impopulares
El problema que más preocupa al primer ministro danés, el socialdemócrata Anker Jorgensen, después de las elecciones del martes, no es la formación del nuevo Gobierno, sino las medidas impopulares que éste tendría que adoptar para encarar la situación.
El panorama no es nada alentador: la inflación para este año se estima en un 16%, la desocupación alcanzará en 1980 a 200.000 parados (más del doble de la que tiene Suecia actualmente), la deuda externa es tan grande que cada danés que nace actualmente nace debiendo 10.000 coronas.La precaria estabilidad de este nuevo Gobierno no parece, sin embargo, verse amenazada, al menos a corto plazo, ya que existe un consenso generalizado sobre la gravedad de la crisis que vive Dinamarca y, en consecuencia, no cabe esperar enfrentamientos capaces de provocar su caída.
Todos tienen presente como un hecho negativo que el país cambió siete veces de Gobierno en la presente década. En gran medida, las declaraciones del mayor vencedor de estas elecciones, el líder conservador Poul Schluter, apuntan a una colaboración en el mantenimiento de la estabilidad.
El apoyo previsible que buscarán los socialdemócratas para darle solidez a su Gobierno no ha sido explicitado todavía, pero se descuenta que se orientará hacia los dos partidos de izquierda que aumentaron sus escaños. No podrán contar, en cambio, con el del Partido Comunista, que ha sido el gran derrotado, al perder los siete escaños que tenía.
No se descarta, sin embargo, que Jorgensen pueda lograr un acuerdo en el Parlamento con alguno de los partidos del trébol (coalición conservadora), que se cree podría «deshojarse» por los dispares resultados obtenidos por cada uno de sus componentes.
Una primera evaluación de los resultados de las elecciones danesas muestran dos triunfadores: la socialdemocracia, que, pese a los pronósticos desfavorables, obtuvo cuatro mandatos más en el Parlamento, y, más aún, los conservadores, que aumentaron en siete el número de sus escaños. Este aumento, más el de escaños del Venstre, no compensa la pérdida de los otros dos partidos del bloque y, por tanto, será el líder socialdemócrata, Anker Jorgensen, el encargado de formar un Gobierno en minoría.
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