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"La Generalitat viene a pediros el sí", dijo Tarradellas a los alcaldes catalanes

Con asistencia de la práctica totalidad de los 950 alcaldes de Cataluña, así como de la mayoría de los parlamentarios catalanes, tuvo efecto anoche en el Palacio de Congresos de Barcelona un acto institucional en favor del Estatuto. Fue presidido por el Consejo de la Generalitat y su presidente, Josep Tarradellas, quien afirmó que «la Generalitat viene a pediros el sí», mientras defendía la labor política de la Generalitat provisional. «Un día, el pueblo de Cataluña se dará cuenta de lo que ha hecho esta Generalitat provisional », dijo.El presidente de la Generalitat afirmó también que volvería a encontrarse con los alcaldes catalanes. Este anuncio, deslizado dentro de su parlamento, fue origen de comentarios inquietos entre los parlamentarios catalanes, quienes dudan sobre si Tarradellas se retirará o bien volverá a aspirar a la presidencia de la Generalitat.

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Fuentes municipales responsables afirmaron a EL PAIS que poco antes de celebrarse el acto institucional tuvo efecto un incidente que estuvo a punto de provocar incluso su suspensión. Las fuentes indicaron que Tarradellas hizo saber al Ayuntamiento que podía no asistir al acto, si su coche no era escoltado por motoristas de la Policía Municipal. El Ayuntamiento, de inmediato, puso los motoristas a disposición de Tarradellas.

En primer lugar intervino en el acto el consejero de Gobernación, Manuel Ortínez, quien afirmó que estaban allí representados los seis millones de habitantes en Cataluña. Ortínez se refirió, en ese orden, al apoyo que dan al Estatuto los ayuntamientos, la Iglesia y los sindicatos.

La siguiente intervención corrió a cargo del consejero de Agricultura, señor Roig, que se refirió a la importancia que tenía el Estatuto a la hora de plantear los problemas del campo catalán.

La siguiente intervención corrió a cargo de Jordi Pujol, quien afirmó que «este Estatuto no satisface totalmente ni definitivamente la reivindicación de libertad nacional para Cataluña. Sería enganarnos, y sería engañar al país, decir o hacer creer que hemos conseguido todo lo que queríamos, que hemos conseguido todo lo que Cataluña necesita. Pero sería engañarnos también decir o hacer creer que el que se ha conseguido no es mucho.

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A continuación intervino Antonio Gutiérrez, del PSUC, quien dedicó grandes elogios a Josep Tarradellas, de quien afirmó que había mantenido viva, a través de su personalidad, la institución histórica de Cataluña durante todos los años de la dictadura. También se refirió a la Asamblea de Cataluña y al papel de la inmigración en Cataluña, «desde la realidad incuestionable de que Cataluña tiene una única cultura».

Fue seguido por un parlamento de Carlos Sentís, quien también hizo varias referencias a Tarradellas, mientras afirmaba que el Estatuto de Cataluña, al igual que la Constitución, «no es de unos o de otros, de un lado o de otro». Agregó que «el Estatuto, al igual que la Constitución, ha de servir para todos».

A Carlos Sentís le siguió Joan Reventós, dirigente del PSPC-PSOE, quien afirmó que «el Estatuto no es la puerta de ningún paraíso». Afirmó también que «este Estatuto no nos lo ha dado nadie, nos lo hemos ganado palmo a palmo». Añadió que es la victoria de tantos y tantos militantes antifranquistas y que también «es una victoria de los hombres que, en el exilio, lejos de la tierra, han mantenido la antorcha de nuestras instituciones y han hecho posible, encabezados por nuestro presidente, Josep Tarradellas, el restablecimiento provisional de la Generalitat».

El acto tuvo la frialdad propia de los actos oficiales. Además de todas las autoridades mencionadas, solamente se permitió la entrada a unas docenas de invitados. Los alcaldes de las pequeñas poblaciones catalanas constituían, pues, la inmensa mayoría del millar de personas congregadas. Estos alcaldes aplaudieron por un igual todas las intervenciones, excepto la de Tarradellas, que recibió un número superior de aplausos, En cambio, entre los diputados y senadores, la intervención de Tarradellas cosechó muy escasos aplausos e incluso expresivos silencios.

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