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Campaña para el referéndum vasco

Las ikastolas pasaran a depender del CGV

En las próximas horas, el Consejo General Vasco puede firmar un convenio con el Ministerio de Educación, por el que las ikastolas que lo deseen pasarán a depender del organismo preautonómico, que garantizará la gratuidad de la enseñanza a los 60.000 alumnos con los que cuentan los 234 centros en los que se imparte la enseñanza en euskera. Cálculos estimativos señalan que el 95% de las ikastolas se acogerían a este nuevo marco jurídico, cuyo coste se elevaría para el presente curso a 2.750 millones de pesetas, de los que 550 están ya expedidos.Consta a EL PAIS que la Administración central no ha puesto inconvenientes políticos ni jurídicos al marco del convenio, y la única dificultad estribaba en la concesión de los medios económicos necesarios para llevar a cabo el proyecto. El propio presidente del Consejo General Vasco, Carlos Garaikoetxea, iba a ponerse en contacto con el ministro de Hacienda, Jaime García Añoveros, para estudiar las posibilidades de la emisión de fondos.

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En todo caso, se espera que el acuerdo puede estar firmado antes del 25 de octubre, fecha en la que se somete a referéndum el texto autonómico aprobado en Guernica. El Estatuto vasco establece la competencia exclusiva de los poderes vascos en materia de enseñanza en todos sus niveles y especialidades, incluida la formación profesional, sin otra limitación que el respeto a los principios contenidos en el artículo 27 de la Constitución. Pocas son las personas que dudan en el País Vasco que el control de la enseñanza por el futuro gobierno del país es condición sine qua non para la reconstrucción nacional de Euskadi.

El bloque de partidos que apoyan el Estatuto estima que las escasas limitaciones que en principio establece en esta materia el texto autonómico son aceptables y las fuerzas abstencionistas tampoco han apoyado su rechazo de forma y de fondo al Estatuto por este punto concreto. Sin embargo, nadie considera que el Estatuto va a solucionar de raíz los problemas de la enseñanza en el País Vasco y todos están de acuerdo en que el desarrollo de su articulado traerá consigo dificultades no sólo con la Administración central, sino entre las mismas fuerzas políticas del país. Existen, desde luego, concepciones bien distintas para estructurar el sistema educativo en Euskadi, dentro del marco jurídico que establece el Estatuto. El consejero de Educación, Carlos Santamaría, no sería partidario de realizar rápidamente grandes innovaciones. «No se deben modificar las estructuras actuales», dijo a EL PAIS, «y sí acelerar al máximo las transferencias patrimoniales, de medios, de personal.... el camino es muy largo y precipitarse en estos momentos podría ser un error.» No todas las agrupaciones políticas, ni siquiera algunas de las que apoyan el Estatuto, suscriben literalmente esta filosofía del consejero nacionalista.

En Euskadi la enseñanza tiene, además, un problema adicional de una envergadura tal que probable mente sin la adopción de medidas correctas para la recuperación e implantación del euskera fracasaría una de las más importantes aspiraciones del pueblo vasco -y con ella, probablemente, todas las demás-, como es la potenciación y conservación de la cultura que define a este pueblo.

Enseñanza y cultura

El Estatuto de Autonomía no habla de la implantación del bilingüismo en Euskadi y será el futuro Parlamento vasco el que decidirá las fórmulas que considere más oportunas para la recuperación del idioma. No obstante, el 20 de abril de este año el Boletín Oficial del Estatuto publicaba una orden ministerial que desarrollaba el real decreto por el que se regulaba la incorporación de la lengua vasca en el presente curso al sistema de enseñanza en el País Vasco en los planes de estudio de educación preescolar, Educación General Básica, formación profesional de primer grado y bachillerato. De hecho ha entrado en vigor este decreto sobre bilingüismo, criticado desde distintos puntos de vista, pero cuya urgencia era por todos reconocida. La vigencia de esta normativa provisional acabará con el presente curso escolar y será entonces cuando el Parlamento vasco decidirá la forma de incorporar el euskera a la enseñanza.El euskera es este año materia obligatoria en los centros que están ubicados en zonas vascohablantes (prácticamente la totalidad de Guipúzcoa, incluida la capital, Vizcaya, excepto las encartaciones, Orduña y el Gran Bilbao, mientras que en Alava se reduce a la zona de Aramayona). En el resto del país se esperará a que los propios centros, los alumnos, o los padres soliciten la inclusión de esta materia como obligatoria en los planes de estudio. La comisión encargada de estudiar las solicitudes de exención ha informado que en lo que va de curso han sido mínimas, y tan sólo se contabilizan algunas de funcionarios destinados por poco tiempo al País Vasco. Las dificultades técnicas tampoco han sido pocas para la puesta en marcha del decreto, y se han centrado, fundamentalmente, en la falta de profesorado suficiente y, en algunos casos, de textos apropiados. En Vizcaya, a modo de ejemplo, han quedado vacantes veinticinco plazas de profesores.

El consejero de Cultura opina que el Parlamento vasco realizará modificaciones de forma, pero no de fondo, y continuará teniendo en cuenta «la variedad de condiciones sociolingüísticas existentes en el país», porque de lo contrario se podrían producir peligrosas actitudes de rechazo al euskera.

Un plazo considerado por muchos razonable para poder empezar a hablar de la existencia real de bilingüismo no es, en ningún caso, inferior a quince o veinte años, siempre que se acierte plenamente en la adopción de las medidas adecuadas.

Obligatoriedad del euskera

La obligatoriedad del euskera -fue una de las graves dificultades en las negociaciones con Madrid- no ha creado en el País Vasco susceptibilidades especiales en el sector inmigrante, que ha acogido la medida con entusiasmo, ya que estiman que el euskera es un elemento de cultura y de valor real que va a ser de utilidad para la formación educativa de sus hijos. No son ciertas las acusaciones hechas por las agrupaciones estatales de extrema derecha que, a través de sus órganos de expresión, han pretendido convencer que un número importante de habitantes en el País Vasco -los inmigrantes- son obligados a la fuerza a aprender el euskera y marginados en el caso de que no se decidan a realizar el aprendizaje. Por el contrario, se puede hablar, sin duda, de una voluntad clara y decidida de este sector de la población a acercarse -muchas veces con un gran esfuerzo económico y de tiempo- al idioma nacional de Euskadi, como a las demás áreas de la cultura de este pueblo.

No es un privilegio: estudios gratuitos

El consejero de Educación ha insistido repetidamente que frente a las acusaciones realizadas fuera del País Vasco por determinados sectores, es necesario señalar que no constituye ningún privilegio la concesión de las cantidades de dinero necesarias para que la titularidad de las ikastolas pase al Consejo General Vasco, pues con ello se consigue que 60.000 niños estudien gratuitamente. Si el convenio es firmado por ambas partes, se crearía una nueva figura, ya que las ikastolas se desprivatizarían y pasarían a ser centros públicos no estatales. Hay sectores en el País Vasco que consideran que es necesario superar la dicotomía centros públicos-centros privados y pasar a fórmulas distintas que se puedan ir moldeando a medida que se aplica la experiencia.En este caso, independientemente de las consecuencias legales que tenga la cesión de titularidad, cada ikastola conservará su personalidad y constitución jurídica y conservará el derecho a renunciar a la misma y a los beneficios que se deriven de ella, mediante preaviso efectuado con un curso de antelación. Al margen de las medidas institucionales, pocos dejan de reconocer que el euskera, una de las realidades del pueblo vasco sobre la que se centró especialmente la represión franquista, se conserva aún gracias al voluntarismo de una gran parte de la población. Las ikastolas nacieron con el esfuerzo económico de los ciudadanos y bajo unas condiciones políticas adversas que en muchos casos llegaron a ser dificiles de superar.

Hoy, a muchas familias les supone un esfuerzo económico no acorde con sus posibilidades, por lo que, probablemente, la firma de nuevo convenio sería una medida popular que, de realizarse antes de referéndum, los medios de coniu nicación vascos se harían sin duda amplio eco de la noticia, y podría ser, al margen del significado rea de la medida, un golpe de efecto no despreciable de cara a la consulta del 25 de octubre.

El euskera y los funcionarios

En las bases para un Estatuto vasco de Autonomía elaborado por Herri Batasuna -coalición que propugna la abstención en el próximo referéndum- se dice que el euskera es la lengua nacional de Euskadi y el castellano tendrá carácter de cooficialidad. Más adelante señala que los vascos cursarán sus estudios en euskera, y el castellano será materia obligatoria en todos los grados, y aquellos que lo deseen podrán optar por el sistema inverso.«En cualquier caso, el fin de estudios primarios, secundarios y superiores comportará la exigencia del conocimiento hablado», dice el texto, «del euskera y el castellano en todos los centros docentes de Euskadi.» El profesorado y aquellos funcionarios de la Administración vasca que estuvieran en el ejercicio y desconociesen el euskera tendrían la obligación de aprenderlo en un plazo determinado de tiempo, y el texto reconoce a Euskaltzaindía (Academia de la Lengua Vasca) la competencia en todo lo relativo al euskera.

El texto definitivo del Estatuto de Guernica no reconoce, sin embargo, la exclusividad de la competencia a Euskaltzaindía, de la que dice que es una itistitución consultiva oficial en lo referente al euskera. En su momento, el cambio del texto inicial provocó la protesta de la Academia de la Lengua Vasca.

Por otra parte, el aprendizaje del euskera por parte de los funcionarios es un tema que todavía no ha sido abordado en profundidad, y en lo que afecta a los profesores, el decreto de bilingüismo vigente dice que el Ministerio de Educación, de acuerdo con el CGV, programará cursos de lengua y culturas vascas para la formación y perfeccionamiento del profesorado en centros estatales y no estatales, de modo que los profesores puedan capacitarse para impartir la enseñanÍa de estas materias, así como para llegar a hacerlo en lengua vasca.

Aunque el tema probablemente tendrá que ser regulado por las instituciones vascas, el problema ya se ha planteado en la vida real en más de una ocasión. Recientemente, entre los concejales de la localidad guipuzcoana de Andoaín y algunos de San Sebastián se planteó una polémica porque los primeros se negaban a que el euskera puntuase en la selección de personal para cubrir vacantes. Argumentaban que la medida hubiera sido discriminatoria para el sector no euskaldun y favorecería a la pequeña burguesía, que es quien más conocimientos tiene del idioma a nivel formal. Ramón Zaizarbitoria, concejal y escritor de Euskadiko Ezkerra en el Ayuntamiento donostiarra, declaró recientémente a un periódico de San Sebastián, refiriéndose a este caso, que si se exigiera como condición indispensable en estos momentos el conocimiento del euskera podría ser una discriminación, pero «me parece normal», dijo, «que el euskera puntúe, como puntua de hecho e francés, el inglés o cualquier otro conocimiento».

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